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El artista electrónico Rafael Lozano-Hemmer presentó en el Museo Memoria y Tolerancia su obra “Métronomos”, que toma datos y estadísticas del mundo sobre crímenes contra la humanidad.
La obra, que se montó con apoyo del propio museo y de la Embajada de Canadá en México, es un mecanismo en forma de soga de horca invertida que se mueve al ritmo de algún crimen, como la tortura, explicó Lozano-Hemmer, y registra unas 18 situaciones de tortura cada hora en el planeta.
Detalló que cada vez que la soga se mueve es que una persona está siendo torturada; hay otra cuyo movimiento es más constante, que registra violaciones a mujeres, contabilizándose hasta mil 27 agravios cada hora.
Cada horca representa crímenes como asesinatos, exterminio, desplazamientos forzados, desaparición forzada, tortura, violencia sexual y crímenes contra el medio ambiente.
Tras cortar el listón de inauguración de la obra, en la que estuvo acompañado por el embajador canadiense en México, Pierre Alarie, y la directora del Museo Memoria y Tolerancia, Sharon Zaga, el artista mexicano-canadiense explicó que todas estas sogas tienen el propósito dar un perfil estadístico de la infamia.
“Nos dan el ritmo en que estos crímenes suceden, y las piezas se inician con ocho estadísticas, pero en el futuro el propio museo podrá poner nuevas estadísticas y actualizarlas para reflejar la realidad planetaria de qué tan frecuentes son estos crímenes”, explicó.
Las sogas reciben la información de una computadora que está dentro de una caja que lleva una contabilidad anual, de tal manera que “Métronomos” cumple con la función de sensibilizar a las personas a través de confrontar con la realidad de la violencia desbordada.
Considerado uno de los artistas electrónicos de nivel internacional, Lozano-Hemmer comentó que la obra ofrece una representación simbólica de qué tan frecuente se comenten los crímenes de este tipo contra la humanidad.
“Es una pieza muy sutil, frágil, metaestable y está en constante oscilación; lo único que nos queda es desear que estas sogas dejen de moverse”, indicó.
Abundó que la soga de la horca está invertida para que parezcan personajes, como una especie de cuerpo con una cara con la que el espectador se confronta, donde se juega con la idea de un aspecto que entienden, como el suicidio, ruta a la que estaría condenada la humanidad si no logra detener estos crímenes.
Sin embargo, aclaró que la exposición es optimista porque con las sogas invertidas no se puede asesinar ni generar suicidios, lo que hace tener esperanza y al mismo tiempo permite tomar conciencia.
Todavía más, cuando el espectador llega a esta obra podrá experimentar un momento de paz para reflexionar y sentir los ritmos, así como contemplar las frecuencias, de tal manera que el arte es una herramienta que permite relacionarse con la realidad que está sucediendo en el planeta.
El embajador de Canadá en México, Pierre Alarie, comentó que la obra lleva a la reflexión de que a 70 años de haberse firmado la Carta Universal de los Derechos Humanos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) todavía siguen ocurriendo crímenes de ese tipo.
En tanto, la directora del museo, Sharon Zaga, destacó que “Métronomos” es una forma de representar, a través del arte, todo el dolor que generan esos delitos y de lo que son capaces los seres humanos.