Julián Mitre
Un grupo de
adolescentes se reúnen en una casa (o cabaña) para beber y tener sexo. Todo va
de maravilla hasta que comienzan a ser asesinados por un hombre enmascarado,
que porta un arma punzocortante, y al que los golpes, e incluso las balas, no
parecen afectarle. ¿Reconoces esa historia? Es básicamente la premisa de todas
las cintas slasher (palabra que
deriva de slash que en inglés
significa cuchillada o corte), subgénero del cine de terror que gozó de una
gran popularidad en la década de los 80.
Aunque películas como Psycho de Alfred Hitchcock o Dementia 13 de Francis Ford Coppola filmadas en los 60, tienen una gran influencia en este cine, es el giallo, un género italiano muy socorrido durante los 70, con el que el slasher más elementos comparte. Las historias del giallo (cuyo nombre hace referencia al color amarillo de las portadas de ciertas novelas policiacas baratas) generalmente se centran en la investigación, por parte de un civil, de una serie de asesinatos realizados por un hombre enmascarado y con guantes. La violencia de las muertes es muy gráfica y suelen ocurrir desde el punto de vista de los asesinos. Mario Bava inauguraría el giallo en 1963 con La Ragazza che Sapeva Troppo, pero es Dario Argento quien lo populariza con su trilogía zoológica: L’uccello dalle Piume di Cristallo, Il Gatto a Nove Code y Quattro Mosche di Velluto Grigio filmadas en 1970 y 1971.
En 1974 aparece la cinta canadiense Black Christmas de Bob Clark y es considerado el primer slasher moderno, ya que cuenta con todas las características que más tarde habrían de definir al género: Las víctimas suelen ser adolescente cuya mayor preocupación es divertirse, el villano es un hombre con una historia traumática ocurrida durante su infancia, los asesinatos son realizados con un cuchillo o armas similares y varias de las escenas están realizadas desde el punto de vista del asesino. Al final de la cinta sólo una persona sobrevive, regularmente una chica, conocida como la Final girl.
Es tras el éxito de Halloween de John Carpenter en 1978 que se comienzan a filmar una gran cantidad de cintas de este tipo, pero sería Friday the 13th en 1980 la que habría de convertirse en otra de las sagas más populares.
En 1984, el director Wes
Craven le daría un giro sobrenatural al slasher
con Nightmare on Elm Street haciendo
que los asesinatos ocurren en el mundo de los sueños.
Para los 90, este cine
de adolescentes muertos había dejado de interesarle al público y posiblemente
hubiera quedado en el olvido de no ser por Scream,
también de Wes Craven que burlándose de los clichés del género logra
revitalizarlo, creando una nueva oleada de filmes como I Know What You Did Last Summer
o Urban Legen. También volvieron los grandes iconos Jason, Michael y Fredy para
agrandar o reinventar sus sagas así como algunos remakes de cintas menos
populares.
En los últimos años, los
slahser, aunque en menor cantidad, se
siguen produciendo. Algunos han vuelto al sexo y la violencia explícitos como
el Halloween de Rob Zombie, los
remakes de The Texas Chainsaw Massacre, The Hills Have Eyes o
sirviéndose del humor y la parodia como en Tucker & Dale vs Evil del
2010 o The Final Girls del 2015.
Como
hemos visto, el slasher a pesar
de sus tramas sencillas y la repetición de tópicos continúa estando en el gusto de muchos amantes
del cine de horror.