Julián Mitre
Cuando
uno ve el poster de Otis, película dirigida por Tony
Krantz en 2008,
y lee algunas sinopsis puede hacerse la idea de que se encuentra ante
una cinta llena de gore y torturas, o hasta una seudo snuff, pero la
cosa no va por ahí, y puede ser decepcionante si era lo que te
apetecía para ver a la hora de la comida, se trata más bien de una
comedia de humor negro que parodia los estereotipos de la familia
estadounidense y del asesino en serie para entregar una historia de
humor negro bastante buena.
La
cinta arranca con una joven dentro de una habitación vigilada por
cámaras en la cual hay un teléfono que comienza a sonar. Quien
llama es Otis, un tipo enorme, cuarentón, con cierto retraso mental
y obsesionado con la vida estudiantil, que desde otra habitación
observa a la joven y la obliga a fingir que es su novia y se
encuentra entusiasmada por el baile de graduación. Cuando la chica
se niega a seguirle e intenta escapar, “Kelly” como insiste Otis
en llamarla, termina muerta y descuartizada como, después sabremos,
otras cinco chicas antes que ella.
La
siguiente escena muestra a Riley una adolescente rubia, inteligente,
buena estudiante, popular y amable, con un problemático hermano
menor y unos padres que a pesar de sus constrastantes caracteres se
adoran. La familia pide una pizza para cenar y el repartir resulta
ser Otis. Kelly tendrá la mala suerte de recibir el pedido y bastará
que ella sea amable para se convierta en la nueva Kelly.
Durante
el segundo tercio de la cinta conoceremos un poco más a fondo a Otis
y sus motivaciones, a la vez que entra en escena el detective
encargado del caso, un tipo tan engreído como ineficiente que es
fácil odiar y que admite no ser muy diferente de los sicópatas que
persigue.
Ya
en la parte final, gracias a un giro de tuerca que convierte la cinta
en una especie de raped
and revenge
que no sale del todo bien, la sangre y el humor (negro, tan negro que
una tremenda tortura no hará más que causarte risas) aumentan
considerablemente.
Otis
es una cinta de asesinos en serie que reúne todos los clichés del
género pero que, con su tono de comedia, la construcción de
personajes y pequeños giros en la trama, se convierte en una
historia entretenida y poco habitual en el mismo.