Julián Mitre
En de la B a la Z nos encanta
el cine viejito, sobre todo si es de ese que, dice el cliché, “es tan malo que
es bueno”, pero también vemos cine actual y cuando es bueno, -bueno malo o
bueno bueno- también lo comentamos. Tal es el caso de La llorona, producción
guatemalteca del 2019 escrita y dirigida por Jayro Bustamante, que es una auténtica joya.
El ex dictador Enrique
Monteverde se enfrenta a un juicio, entre las acusaciones que se le imputan
está el de declarar a todos los mayas ixels enemigos del estado, provocando la
matanza de miles de personas entre 1981 y 1983. Ante las abrumadoras pruebas en
su contra es declarado culpable pero al poco tiempo el fallo es anulado. El
pueblo, enardecido ante tal injusticia se planta frente a la mansión del
político, dejándolo prácticamente sitiado en su propia casa junto con su
esposa, hija y nieta. Monteverde, que sufre varios problemas de salud debido al
estrés y su avanzada edad, comienza a escuchar por las noches los lamentos de
una mujer. Las visiones lo llevan a dispararle a su propia esposa y atacar a
una de sus sirvientas. Luego de esto los empleados renuncian, obligando a la
familia a contratar nueva servidumbre. Es aquí cuando aparece Alma, una hermosa y misteriosa joven indígena cuya presencia
agrava la situación, que se extenderá atambién a la esposa del militar.
En la versión de Bustamante la
historia de la llorona comienza en los años 80 cuando sus hijos son ahogados en
el río por un puñado de militares. Con esta reinvención de la leyenda más
arraigada en toda Latinoamérica el director aprovecha para hablar del intento de exterminio del
pueblo maya durante el mandato del ex presidente Efraím
Ríos Montt (condenado por genocidio y después exonerado) así como del clasismo,
la misoginia y los abusos por parte de los militares hacía la comunidad
indígena.
La Llorona mezcla el drama, la crítica
social, el misticismo y el terror de forma magistral, por ello es una cinta que
merece ser vista y reconocida por los amantes del buen cine.