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Ensayo

CIENCIA FICCIÓN, IMAGEN Y PORVENIR

Michel Quesada

Sobre la ciencia ficción

Hacia 1957 Isaac Asimov terminaría una de sus novelas más famosas llamada El sol desnudo. Relata la aventura del detective Baley, un terrestre ortodoxo, en su viaje al planeta Solaria. Ahí debe resolver un crimen: el asesinato de Rikaine Delmarre. Ambos orbes aparecen en la narración como dos lugares completamente diferentes. En la Tierra, la sociedad vivía en urbes subterráneas, con hacinamiento y falta de recursos naturales. La vida de frente al sol era cosa del pasado. Solaria, por el contrario, presentaba una población reducida, donde sus pocos pobladores eran gobernantes de extensas geografías. Cada uno en un país con asistencia cibernética.

En esencia, tanto Solaria como la Tierra presentaban una misma estructura social caracterizada por un distanciamiento humano producto de la alienación, de la separación del otro. Digamos que la tecnología no se tradujo en avance humano. Pero el problema central aquí es cómo vincular esto desde la imagen.

Para contextualizarlo, abordo la siguiente tesis central de Asimov, de la cual partimos al respecto de la imagen. Conlleva el capítulo “Donde se ve a una mujer” y el inicio del siguiente “Donde se discute un crimen”. Justo cuando el Detective Baley comienza a entrevistar a Gladia Delmarre, viuda de Rikaine Delmarre (el asesinado) ─¡Así es, el matrimonio era posible!─. Baley al visitar a Gladia es asistido constantemente por Daneel Olivaw, un robot humanoide que lo acompaña en toda la historia. Cuando aún no sale de la primera instalación a la que llega, se pregunta cómo es que podrá ver a la viuda. Lo meten en un cuarto, encienden un artilugio y el extremo opuesto de la habitación cambia totalmente. Aparece una habitación de baño, e inmediatamente saliendo de la ducha aparece Gladia totalmente desnuda secándose el cabello y saludando a Baley. Al mirar, Baley se santigua y se vuelve de espaldas en un rasgo primitivo terrestre ante la desnudez humana. Gladia queda confundida:

“─Pensé que siendo solo una visualización… ─Gladia se había envuelto en una toalla que dejaba brazos y hombros al descubierto. Enseñaba también una pierna hasta medio muslo, pero Baley, dueño ya de sí mismo, se esforzó estoicamente por no verla. Dijo entonces: ─Verá usted, señora Delmarre, se debió a la sorpresa… ─¡Por favor! Llámeme Gladia… a menos que… a menos que esto vaya contra sus costumbres─. ─Muy bien, la llamaré Gladia. No hay inconveniente. Solo deseo asegurarle que no he obrado así por repulsión, ni mucho menos; más bien ha sido fruto de la sorpresa. […] —Pero, en cuanto a lo otro —continuó ella con mucha seriedad— tenga usted en cuenta que no era más que una visualización. Además, no le importó hablar conmigo cuando estaba en el secador, y entonces tampoco llevaba nada puesto—. Verá usted —dijo Baley, deseando que ella dejase aquel tema lo antes posible—. Oírla es una cosa, y verla es otra. —Pero es que no es exactamente esto. Aquí no se trata de ver —dijo ella, ruborizándose ligeramente y bajando la vista—. Espero que no me creerá usted capaz de hacer una cosa así…, como salir del secador si alguien me estuviera viendo realmente. Usted me estaba solo visualizando. —Pero, ¿acaso no es lo mismo?—, inquirió Baley, asombrado. —¡En absoluto! Ahora, por ejemplo, me está visualizando; no puede tocarme, ni olerme, ni nada parecido. En cambio, si me estuviese viendo, podría hacerlo. En este momento, yo estoy a trescientos kilómetros de distancia por lo menos. ¿Cómo puede ser eso la misma cosa, dígame?” (Asimov, 1980; 40-43).

Problemas sobre la imagen: Ver y visualizar

El problema que tomo a partir de Asimov, no es nuevo. Cada época ha enfrentado sus debates, usos y funciones de la imagen y cada sociedad ha resuelto los problemas en torno a ello, por ejemplo, en la Edad Media, tanto en el Imperio de Occidente como en el Imperio Bizantino. La imagen estoica, hierática sepulcral o la iconoclastia, son medidas teológicas-ideológicas de concebir la imagen y de vivir a través de la imagen, donde la tridimensionalidad llegó a considerarse un artilugio pagano, apócrifo y anticristiano por el deseo de suplantación de la creación divina. La imitación a través de la imagen asociada con la idolatría fue prohibida en el segundo mandamiento de la Iglesia cristiana. Después de que las prácticas religiosas con la imagen sobrepasaron las concepciones teológicas doctrinarias, se adecuó el uso y función, y se redactaron tratados y leyes que las regían. En occidente la imagen cobró fuerza a partir del siglo XI después del Concilio Luterano (Camille, 1989) y mucho más después del Concilio de Trento, una vez que el protestantismo se comenzó a configurar y era necesaria una contrarreforma. La imagen tridimensional funcionó para la evangelización en América y como medio para ejercer el poder.

En nuestra época, a partir del pasado siglo la imagen no ha dejado de cambiar en uso y función. Digamos que sus transformaciones son de forma y no de contenido, puesto que estas mismas se han visto subsumidas como producción, como mercancía, pero también como instrumento para el control y la dominación. Esto hasta ahora, exceptuando claro está aquellas imágenes producidas por los grupos que resisten y disputan.

A partir de la pandemia que enfrentamos se ha hecho presente la preocupación por el uso de los medios virtuales para el trabajo y la comunicación. Esta disertación causa una extrañeza declarando así una misticidad intrínseca que describo bajo la ausencia del contacto humano. En palabras más sencillas, la pérdida del contacto humano, la separación de las personas a través de la imagen, pervierte, fetichiza la relación social entre las personas. Si, la mercancía ya es en el capital una relación social torcidamente abstracta, el flujo de esta relación en la imagen como medio la transforma en contenido y no solamente en forma. Es decir, la imagen que es la ausencia de una persona real, pasa a ser presencia. He aquí el misticismo, pues detrás de la imagen como medio está el conjunto de relaciones de producción que hacen posible que la persona representada en la imagen pase de la ausencia a la presencia. Digamos que ésta sería su realidad.

Si la imagen virtual, tanto en videoconferencias, videos, como en fotografías es producto del trabajo conjunto, ¿por qué desaparecemos en ella? ¿Dónde queda el contacto humano? Podemos remitir quizá a la experiencia virtual del otro, y responder yertamente que estamos ante una nueva forma de contacto humano. Pero esta respuesta no termina por resolver la contradicción de la imagen como medio y ausencia, entre ver y visualizar.

La imagen no se queda quieta, quiere suplantar su falta de dimensión de verdad y lo logra con la visión presente ─Baley se santigua ante la desnudez de Gladia─. La imagen como medio mantiene la distancia entre los seres humanos y hace de esta contradicción algo irreconciliable. Ver y visualizar se encuentran en dos extremos de la realidad. Para solucionar la contradicción tiene que sintetizarse, encontrar la negación de sí misma; ver y visualizar tienen que negarse a sí mismas como objeto de verdad. Baley y Gladia no pueden descubrir quien cometió el asesinato sin antes reconocer aquel conjunto de relaciones sociales que comprende la esencia humana, sus contradicciones y cambios. Para resolver el crimen hay que tener en cuenta que “toda la historia de la sociedad ha sido la historia de la lucha de clases” (Marx, 2014).

Sobre la imagen y el provenir

Para finalizar, una vez que entendemos la imagen virtual como el conjunto de relaciones sociales, del trabajo social y no como presencia de un individuo que adquiere un medio para poder comunicarse, quizá la extrañeza sobre el contacto humano comience a pasar, en la medida que la abstracción de la individualidad y religión dejan atrás nuestro pensamiento. Esto me parece un paso decisivo para repeler o resistir el distanciamiento y por ende la dominación.

Lejos del entendimiento de la imagen como un conjunto, nos acercamos más a aquellas distopías de la ciencia ficción. En nosotros la enfermedad se muestra más fuerte y la organización más difícil y se muestra ─parafraseando a Paprika (2006) en el film de Satoshi Kon─, en “los sueños que son como el internet”, y complemento, el medio (como conjunto de imágenes) adecuado para el desarrollo y reproducción del inconsciente, un cúmulo de imágenes aparentemente sin relación, pero conectadas. Ante la imagen como medio, sus problemas y transformaciones describen como fenómeno los cambios dentro de la totalidad histórico social presente. Intervenir con la imagen, desde la imagen es también posibilitar condiciones de cambio que nos alejen de la distopía. Resolver los problemas de la imagen es comenzar por tomar agencia en nuestro porvenir.

Referencias

  • Isaac Asimov, El sol desnudo (Madrid: Ediciones Martínez Roca, Superficción No. 51. 1980)
  • Michael Camille, El ídolo gótico. Ideología y creación de imágenes en el arte medieval (Madrid: Akal, 1989).
  • Caroline Walker Bynum, “The Power of Objects”, en Christian Materiality: An Essay on Religion in Late Medieval Europe (Brooklyn: Zone Books, 2011)
  • Jungo Maruta, Masao Takiyama, Satoshi Kon, “Paprika” (Los Ángeles: Studios Madhouse, 2006).
  • Karl Marx, Manifiesto Comunista (Madrid: Gredos. 2014).

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