Violeta García
En
los tiempos que corren, la enfermedad, el aislamiento y las crisis
nos obligan a contemplar vertiginosamente de cerca la vulnerabilidad
que por largo tiempo habíamos elegido ignorar. Y aunque queramos
girar el rostro, hay creadores como N.P. Granx que están ahí para
traernos ese pensamiento que incomoda, pero ahora es inevitable.
Artista
completo (ilustrador, músico, escritor), en esta ocasión, mediante
su álbum “Finec Saeron Ric Sunaa” susurra palabras primero
ininteligibles, que se van haciendo más claras a medida que
prestamos atención. Hablan sobre la barrera insalvable, la niebla
más densa, el adiós, el “nunca más” definitivo… Pero también
de aquello que ocurre todo el tiempo alrededor y, pese a todos
nuestros esfuerzos, no podemos detener: la incomprensión e
imposibilidad ante la muerte.
El
notar esa presencia perpetua en cada rincón nos urge a rodearla de
rituales y símbolos en un fervoroso afán por acceder a su
significado mediante acciones impregnadas de una belleza mística.
En
este ciclo de oraciones fúnebres La Voz
es guía, mantra que asciende y desciende cual incienso en una
atmósfera de miedo, asombro, tristeza, pérdida, pero también
celebración, reconciliación y esperanza.
N.P.
Granx, en su papel de oficiante de la ceremonia o psicopompo, nos
permite un atisbo al misterio más profundo, nos abre paso a la
cámara cuyo secreto él parece conocer. Él ha estado ahí y ahora
nos acompaña.
De
su mano transitamos al lado del doliente, nos sumergimos en la
hondura más pantanosa del sufrimiento hasta que, de pronto podemos
sentir el espíritu que se eleva, percibir a la deidad, encomendarnos
al consuelo de un último ritual donde el dolor es una ofrenda íntima
y nos descubre una cierta iluminación.
Lo
dulce, lo tétrico, la soledad, la luz que ciega y la tiniebla
aterradora, los coros dolientes o festivos son parte de la camándula
preciosista de trece cuentas que es el instrumento que nos lleva a
esa travesía donde convergen lo sacro, lo religioso, la tradición,
pero también lo lúdico e irónico para sanar el duelo y finalmente
soltar, trascender al otro plano.
Y
ese acercamiento se vuelve redentor. Ya no deseamos evitarlo, sino
sumergirnos en él. Para acceder a este trance podemos consultar su
trabajo (por cierto, preciosamente ilustrado por él mismo) en:
https://npgranx.bandcamp.com/album/finec-saeron-ric-sunaa-ciclo-de-oraciones-f-nebres