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Poesía

El estómago de las ballenas

Por ÁNGEL VARGAS

SERVICIO DE COBRANZA

Recuerdo cuando el Templo comenzó a derrumbarse.

Jesús había corrido a todos los mercaderes

con lujo de violencia;

luego subió a la moto y sus Jordan resplandecieron

sobre el pedal ruidoso.

Ruidoso es todo

lo que desea alcanzar

el oído obturado de los ángeles.

El pelo largo y la jacket de cuero

le daban a Jesús

el aspecto temible y atractivo

de una estrella de rock.

Se trepó a su destino,

apuntando a la audiencia

con una Smith & Wesson,

y dijo, fuera de sí,

efecto de la extrema blancura

de la cocaína,

es la última vez que no pagan

su derecho de piso.

NO RETORNO

Aquel año hubo un gran estallido

que iluminó la costa;

luego vino la caída masiva

de gorriones: el corazón

de millones de aves

se detuvo y se hizo el silencio

justo antes de estampar el concreto.

Millones de corazones muertos

sobre las autopistas del mundo.

Discutieron la causa muchos meses. Dijeron

que era un arma de guerra,

se especuló si el corazón de los gorriones

tuvo algo que ver

con el cambio en el eje de los polos,

se sabía muy poco sobre la espiritualidad

de los gorriones,

sus corazones dejaron de usarse

en rituales de magia

y santería. A la caída masiva

sucedieron

los actos de rapiña, el miedo

a que algo más colapsara

en el aire. Hay una pieza conmemorativa

en un museo de Nueva York

que simula el sonido de millones

de aves, sus latidos, alimentado

por un reactor nuclear en miniatura.

La obra está valuada

en millones de dólares.

El mundo no volvió

a ser el mismo. Qué grande

puede ser

el corazón del hombre.

EL ARCA

Metí a los animales

uno a uno

y les busqué pareja

para reproducirse.

Les procuré comodidad

y gozo; alimento y bebida.

Puede sonar a una tarea ardua,

juntar a las especies,

pero ya eran muy pocas.

Las aves se extinguieron por completo

junto al último árbol.

Había pocos reptiles.

El Arca era pequeña.

De verdad era ínfima.

Eso sería en agosto

de dos mil cuatrocientos.

El Arca despegó un día nublado

y se perdió en la noche

de ese mundo ruinoso,

radioactivo.

Lo observamos ahora,

unos cuantos.

Se sigue viendo azul.

Estos poemas pertenecen a El estómago de las ballenas (Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2024), el cual será publicado próximamente en coedición por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, el Fondo de Cultura Económica y el Instituto de Cultura de Aguascalientes.

Ángel Vargas (Acapulco, 1989) ha publicado los libros de poesía A pesar de la voz (2016), Límulo (2016), El viaje y lo doméstico (2017), Búnker (2019), Antibiótica (2019), [nada de cruces] (2022) y el libro para infancias El verdadero nombre de los huracanes (ilustrado por Enrique Torralba, 2023). Ganó el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2024, el Certamen Nacional de Literatura “Laura Méndez de Cuenca” 2021 en el área de poesía y el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino en 2019, entre otros.

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