MONÓLOGO DEL TRANSPARENTE
No puedes sospechar
que soy
quien deseo que desees
mas no has
de lamentar ni te es preciso.
Desconoces
el azar que a dos mesas
ni te pesa
ni te quita, a ti te da lo mismo.
Un hombre
nunca vale un reino
aunque quizá
valga la pena.
Eres una
reina que no sabe desear,
te escribo a
ti que ni me observas;
yo sigo en
este bar donde te miro,
borracho,
como el sátrapa de Persia.
A VECES SUCEDE ESTO QUE TE DIGO
Sucede que
lo más nimio te amontona,
subes las
escaleras y al buscar las llaves
encuentras
tres monedas,
las puertas
cerradas no te esperan,
todas, y son
muchas,
a veces
sucede esto que te digo,
que estás
bien pero te dobla
el dolor un
clavo en el costado
y sigue
teniendo el día
un montón de
veinticuatro horas,
pero nada
podrá contigo
aunque la
muerte sea una frase
que te odie
treinta años:
tus hijos no
son tuyos ¿recuerdas?
y qué me
importa a mí el dinero
si no vas a
quedarte a mi lado.
ANALOGÍA ENTRE HOMBRES Y PERROS
Mi perro es
un furibundo admirador
de los pastores
alemanes.
Cuando se
cruza con ellos
se echa al
suelo,
lame sus
patas mientras le huelen el culo.
Mi perro se
parece a bastantes personas
que no
quieren que yo sea amigo suyo,
porque yo no
sé si soy o no un perro,
soy un tipo
vulgar que trabaja por un sueldo,
pero ellos
sí saben quiénes son,
y que a los
hijos de los perros,
si son
hombres,
se les llama
hijos de puta.