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Poesía

Una casa en la grieta

Por ISMAEL GLAF

1

que debo tocar el órgano

entre los reclinatorios

su sotana está tiesa

igual que el olor

que desprende

para él soy

la verdadera homilía

me duele el fin

de mis fines de semana

me duele más

que el perineo

que confiese mis pecados

que comulgue sus babas capitales

tersa

ingenua

apetitosa

que oremos

mientras él

se consagra

en deformar

mis testículos

con su aliento

a chicle

2

él

está encerrado en su cocina sagrada quiebra la cafetera

sorbe dimetiltriptamina para endulzar la ira sus dientes

amasan la acústica que espolvorea imprudencia

él

enciende las hornillas arden los utensilios y la última

porción del titubeo cuando sus huesos están a punto

de nata su lengua difunde la receta en la humareda:

hervir por qués

cuándos

para qués en sangre del autoengaño

condimentar con

quiénes

dóndes

cómos

verter los añicos de la cafetera a esta mixtura

y finalmente

agradecer a la molécula divina

la extirpación

del hambre

3

no hay palabra que precise la emoción

de ver al granizo construir. Desde escoger

el dónde hasta fabricar ladrillos

organizarlos, trazar mil versiones de límites

cualidades de la protección.

[Pienso en la periferia del primerísimo esbozo del sueño de un

cuerpo humano].

No existe capricho verbal que refiera al fenómeno

de un aguacero empapado de sol. Menos

uno que le atribuya magia

a la composición. Lo importante de esta poética pluvial

es convenir una arquitectura bajo el arcoíris:

que resguarde su concepto

que soporte variedades de ausencias

de abismo, por ejemplo, de cabida, o incluso

de infinitas unidades de trascendencia matemática:

puntos, conjuntos, formas

la ingeniería de una constelación neuronal instantánea

[una fotografía mental mía llamada Entre cuatro paredes].

Hablo de elementos superpuestos que obedecen a la

dimensionalidad del espacio propio.

Mi cerebro ramifica

toda una semántica en torno al refugio. Ideas

sobre la seguridad y lo privado. Filosofías

de lo [in-di-vi-dual] imposibles de enunciar.

La densidad

de estas ideas colapsa la [fotografía Entre cuatro paredes].

Centrifugado de cronotopos

el ojo de una lavadora alegórica.

Fuerza que llega al límite, expande al lenguaje con suma

violencia

y luego lo contrae. Acontecen millones de millones de ensambles

microscópicos a la vez.

Entre ellos, los de las sílabas ca y sa

diamantinas fonéticas

que expiden labios regados por todo el mundo.

Casa:

balbuceo, los niños señalan el misterio del aquí.

Casa:

precipitación adolescente de un repetitivo registro de soledades.

Casa:

en los sistemas de preocupaciones adultas es una grapa

hincada en su estampa de la realización

junto a las del éxito, hipotecas, angustia, por ejemplo.

Anfibología:

La tierra vertical llamada vulgarmente

pared

reclama su asiento prioritario. [Pienso en muros

historia, economía, geopolítica, sociología,

vecinos, un cuadro espantoso de una corteza cerebral formada

por habitaciones].

Casa:

gracia que suministra el poder falaz

del yo en el mundo

del yo ante el mundo

del yo contra el mundo

y entre sus consecuencias dota de preponderancia

a las montañas de trastes grasientos

a las ventas de pantallas de televisión

a las tuberías rotas

a las hornillas encendidas

a la diosa de las grietas

esa que habla a rechinidos de las tres de la madrugada

o toca tras la ventana cuando deja de llover

como ahora.

Ismael Glaf (CDMX, México, 1985)

Cuentista y poeta. Autor de Una casa en la grieta (Buenos Aires Poetry, 2024) y Estampas de aire aterciopelado (Palabra Herida, 2022). Estudió las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación y Lengua y Literaturas Hispánicas, en la UNAM. Acreditó diplomados (INBAL, SOGEM, UNAM, SEXTO PISO) relacionados con la escritura creativa y la edición literaria. Trabaja en el sector de las telecomunicaciones. Ha publicado en antologías universitarias, así como en revistas nacionales e internacionales. Una casa en la grieta La grieta como un espacio rehabitado, donde florecen negros hierbajos de condición humana. Los rincones como artrópodas miradas. La intimidad como una casa. Este poemario es su visita en soledad, cuando ha dejado de llover.

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