Reseñas
La ficción del origen
Recientemente, la editorial argentina Eterna Cadencia publicó Borges por Piglia (2024), libro que reúne las cuatro clases que Ricardo Piglia ofreció sobre la obra de Jorge Luis Borges durante el mes de septiembre de 2013 por medio de la TV Pública de Argentina en colaboración con la Biblioteca Nacional.
En estas clases Piglia trasladó la dinámica de un curso universitario a la televisión para abordar distintos aspectos de ese universo borgeano conformado por cuentos de corte ensayístico, ficciones enmarcadas dentro de ficciones, falsas atribuciones, citas apócrifas, libros y autores imaginarios, referencias al sueño, al sueño dentro del sueño, a la copia, a la copia de la copia, al plagio, la biblioteca, el espejo y el laberinto.
En esta breve reseña rescataré algunas de las observaciones que Piglia aborda en las clases, específicamente las relacionadas con la importancia que tienen la memoria y la biblioteca en la construcción de un mito de origen o una ficción del origen, es decir, en las razones por las que un escritor se imagina que empezó a escribir y cómo cree que fueron las condiciones que se le permitieron. En ese sentido, la memoria y la biblioteca son dos elementos que están presentes en casi todos los relatos de Borges, quien se presenta heredero de dos grandes tradiciones encarnadas en la memoria de su madre y en la biblioteca de su padre.
De acuerdo con Piglia, Borges construye este doble linaje a partir de su madre, “que es una familia tradicional argentina, que según él son de una ignorancia incomprensible pero que tienen grandes héroes militares”. En el otro extremo se ubica el linaje paterno, es decir, “la familia inglesa, que él asocia con la familia de su padre, que trae la cultura, la lectura, la
biblioteca”. De esta manera, Borges construye su mito de origen para hablar desde ese lugar y trasladar esa ficción del origen a su obra: “Entonces, esta construcción no es ni verdadera ni falsa, para volver a lo que decíamos antes. Es decir, Borges desplaza elementos de su vida, están todos los elementos de su vida pero cambiados un poco de lugar”, dice Piglia.
El doble linaje familiar de Borges está presente como conflicto y tensión en muchos cuentos suyos, “El sur” es uno de ellos. Cuando el narrador de ese cuento narra la vida de Dahlmann, el narrador dice: “en la discordia de sus dos linajes eligió la de la muerte romántica”. Que Dahlmann elija morir en duelo a cuchillo remite al linaje materno, al de los soldados; por otro lado, que sea un bibliotecario remite al linaje paterno, a las bibliotecas y la lectura.
Ahora bien, recordemos que Borges ya había abordado los límites difusos entre el sujeto biográfico y la figura de autor en textos como “Borges y yo”. Ahí Borges problematiza aspectos relacionados con la dualidad e identidad y con la línea fronteriza que divide al ser biográfico del autor y del narrador: “al otro, a Borges, es quien le ocurren cosas”. Debido a los siguientes comentarios: “yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas”, una posible lectura es que el sujeto que está hablando es Borges biográfico, sobre todo porque el otro Borges es aquel que “ha logrado ciertas páginas válidas”. Sin embargo, el final problematiza más esta apreciación: “No sé cuál de los dos escribe esta página”.
En esa búsqueda entre lo biográfico y lo autoral conviene mencionar lo que la crítica chilena Lorena Amaro considera al respecto, pues según su lectura “Borges y yo” es un texto donde se expone magistralmente la incertidumbre que rodea el aura de las imposturas del yo. Amaro también se pregunta si quien escribe es el hombre público o aquel apagado por el otro y relegado a la función de dejarse vivir. Advierte que el lector no debe olvidar lo que
representa la ironía en el universo borgeano, ni tampoco la idea de que la relación con Borges es esencialmente un juego ya que el mismo Borges invita a considerar su nombre como una impostura o una máscara.
Estas características de la obra borgeana son analizadas por Piglia en la primera y segunda clase, tituladas, “¿Qué es ser un buen escritor?” y “La memoria”, en los apartados titulados “La ficción del origen”, “Heredero de dos linajes”, y “El mito de origen como máquina de ficción”.
En otras de las clases Piglia aborda cuestiones que también son interesantes para introducirnos en el universo borgeano, como la manera en que él considera que Borges concibe a la ficción. Piglia dice que Borges concibió la ficción como un espacio que no es verdadero ni falso, es decir, como una zona de incertidumbre donde la ficción es algo que no se puede verificar. Leída desde esa posición, la ficción no pertenece al campo de la verificación. Esto quiere decir que la literatura es una experiencia que se mueve en esa incertidumbre, vacilación y dificultad señalada por Piglia. Éstos y otros aspectos son analizados en el resto de las clases que conforman Borges por Piglia.