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De la B a la Z. Con P de Horror en Panamá

En nuestro continente es Estados Unidos el país que tiene la mayor producción de películas y prácticamente no se puede hablar de una industria del cine fuera de esta nación. En México incluso es más sencillo ver una cinta Hollywoodense que una nacional, y ni hablar de producciones del centro o sur de América. Por eso casi siempre es por casualidad que uno se encuentra títulos de esas latitudes. En una entrega anterior hablamos de la cinta guatemalteca La llorona, que pueden leer aquí que ya ha ganado algunos premios e incluso está nominada al Óscar a Mejor Película Internacional. Hoy hablaremos de una obra del 2019 que entre sus virtudes tiene la de ser la primera cinta de horror netamente Panameña, este solo hecho la convierte en una joya que debe verse, pero por fortuna tiene más virtudes.

Los diablos rojos es el nombre con el que se conocía en Panamá a algunos vehículos del transporte público: microbuses coloridos, ruidosos y contaminantes con muy pocas regulaciones. El chofer de uno de estos microbuses y su ayudante son los protagonistas de la cinta, dirigida por Sol Moreno, que lleva justamente el título de Diablo Rojo.

Luego de un largo día de trabajo, que termina con una carrera entre microbuses, los protagonistas paran en un modesto restaurante para comer y beber un poco. Ahí el chofer es abordado por una mujer y tras mantener relaciones sexuales con ella, descubre que se trata de una bruja. Aterrado se lleva a su ayudante del lugar. La pareja viaja en el microbús a exceso de velocidad llamando la atención de un par de policías. Una vez que los patrulleros logran detener al diablo rojo descubrirán que se encuentran en una zona alejada de la capital por miles de kilómetros y son atacados por una horda de brujas de la que deberán huir.

La cinta en su primera escena recuerda con su toma aérea y la música a las cintas de terror italianas de los 70, pero se nutre más del cine de horror los 80, la influencia de autores como Jhon Carpenter y Sam Raimi es innegabe, aunque añade elementos propios de su región, así que junto al gore de la vieja escuela tenemos brujas y caníbales.

Diablo Rojo es una cinta divertida que demuestra que en cualquier lugar del mundo se puede hacer buen cine de serie b y que en cualquier del mundo los microbuseros son unos cafres.

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