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Arte

¿Qué vale más: el arte o la vida?

Por JUAN FÉLIX BARBOSA

Un alumno universitario diestro en los videojuegos me comentó que por mi culpa le habían disparado en la cabeza mientras jugaba. Sorprendido le pregunté por qué y me respondió que porque nunca se había dado cuenta de que en la ambientación del video, en determinado escenario, aparecen unas columnas griegas, y que mientras avanzaba para aniquilar a otros, las descubrió y se quedó observándolas fijamente para corroborar si eran dóricas, jónicas o corintias, y en ese preciso instante de la contemplación ¡bum!, el balazo en la cabeza y la muerte segura. Fin del juego.

Los girasoles de Vincent Van Gogh

El pintor de los Países Bajos, antes de salir para Francia con la idea de crear una comunidad artística en Arlés, comenzó a pintar un par de girasoles, mismos que al poco tiempo aumentó en su colección de pinturas y de las cuales le obsequió unas a su amigo francés (también pintor) Paul Gauguin, con la intención de demostrarle gratitud y que pudiera decorar su habitación.

Cueva de Altamira

En el Paleolítico algunos hombres dejaron en las paredes internas de la cueva el vestigio de la representación del mundo en el que vivieron. Antes de la llegada de la palabra escrita, y de forma extraordinaria, plasmaron figuras antropomorfas, animales y algunas abstracciones, todas polícromas, de tal manera que en la actualidad se le llama La Capilla Sixtina del Paleolítico.

La joven de la perla

Si en la Mona Lisa su sonrisa es un elemento que no solo engancha al espectador, sino que además le deja la inquietante sensación de un misterio sin solución, en la pintura de Johannes Veermer, de 1665, la chica que aparece en el cuadro, cuya identidad no se sabe, además de representar la idealización de su belleza, sirvió para que el maestro neerlandés ofreciera dos actos de prestidigitación artística: el tabique nasal de la chica es inexistente y se dice que la perla no es perla, sino la metaforización de la belleza interior de la modelo como un exquisito juego de equilibrio estético.

El Doríforo de Policleto

A dos mil quinientos años de distancia aún deslumbra la preocupación y la materialización de la proeza del arte griego: la perfección, la idealización realista, la armonía y el equilibro plasmadas tanto en escultura como en arquitectura. Descendiente de los Kuroi, esculturas arcaicas griegas para representar a los hombres jóvenes y de alguna manera al dios Apolo, el Doríforo es el triunfo de la búsqueda estética para la representación del cuerpo humano (anatómicamente hablando). Su conocida sobriedad expresiva del rostro, y demás elementos, serán fundamentales para posteridad artistas posteriores como Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci a través de un canon que aún hoy establece las reglas a seguir.

Almiares

La percepción de la luz cambia durante el día, y eso fue algo que siempre inquietó al francés Claude Monet, de manera que pintó una serie titulada Almiares que da muestra de esas variaciones, en la que además logra apreciarse un notable cambio de atmósfera según sean las estaciones del año. Los almiares son montones de paja de trigo formados después de la ardua labor de la cosecha.

Lo que sigue después del fin del juego

Después de lo que me reveló mi alumno, le pregunté si había logrado identificar el tipo de columna que había en el videojuego. Me dijo que sí, y que volvió darle play para ver si descubría algunas otras expresiones del arte antiguo.

Niña con globo

En sus inicios, Bansky aplicó la misma táctica que Marcel Duchamp: introducirse de manera clandestina en museos de renombre para colocar sus obras y escandalizar a las almas puristas. En la actualidad, el artista busca la coherencia de su expresión artística en la transgresión y el anonimato. ¿Qué vale más: el arte o la vida? Una de las proezas del arte siempre ha sido imitar la vida y llevarla a otros niveles desde las emociones, las sensaciones y, desde luego, de la sublimación en cualquiera que sea el estilo y el tema. Cuando veo la imagen de la niña con globo de Bansky, en donde la pequeña pierde el globo en forma de corazón, inevitablemente la relaciono con mi alumno, y más cuando la frase de esa obra sella de manera contundente, pues cuando hay arte: “Siempre hay esperanza”.

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