Julián Mitre
Las posesiones demoniacas y el exorcismo han sido
muy explotados en el cine de terror, tanto, que se puede hablar de un subgénero
dedicado al tema.
Der Dibuk de 1937, en Polonia, dirigida por Michal Waszynski fue probablemente la primer cinta del género. Cuenta la historia de una joven novia que es poseída por un ser maligno de la tradición judía. En la cinta la expulsión del espíritu se lleva a cabo por medio de un rito Yiddish.
Varias décadas más tarde, en 1963, se filma Il Demonio de Brunello Rondi. Cinta italiana que muestra a una joven de un poblado rural de Italia quien, luego de una decepción amorosa, cae presa de la locura. Su familia y vecinos no tardan en creer que está poseída, tras lo que la muchacha se vuelve víctima de una gran cantidad de vejaciones, antes de ser llevada a la iglesia donde se realizará un exorcismo para liberarla.
En Il Demonio el rito es el punto central de la cinta: A la joven se le coloca un crucifijo en la frente y se le pregunta el nombre al ser que la controla. Este responde con blasfemias y hablando idiomas desconocidos. Dichos elementos aparecerían en 1973 en la película más icónica del género: El exorcista.
Basada en una novela que a su vez está inspirada en hechos reales, El Exorcista, dirigida por Willian Friedkin, relata lo acontecido a una niña de doce años poseída por el demonio sumerio Pazuzu. Si bien, Friedklin se sirve de Il Demonio para sus escenas del exorcismo (incluso el famoso “caminar de la araña” que sería desechada en el metraje original y recuperada años más tarde en un reestreno) también agrega algunos nuevos elemento: desarrollo lento que crea un ambiente de expectación, un sacerdote con problemas de fe, efectos visuales por demás llamativos y una excelente banda sonora. Todo esto la hizo un clásico que daría varias secuelas que no alcanzaron a emular su éxito: El exorcista 2: El hereje, de 1977; El exorcista 3, de 1990; y el Exorcista: El comienzo, de 2004.
Además de la saga, El Exorcista inspiró una gran cantidad de copias: como las cintas españolas: Exorcismo de 1974 y La endemoniada de 1975. Ambas con guion y escenas claramente calcadas de la cinta de Friedkin.
En México Satánico Pandemonium: La Sexorcista, de 1975, conjuga el auge del exorcista con el cine de explotación.
Las últimas dos décadas nos han dado una enorme cantidad de películas de este tipo, algunas que presumen, estar basadas en hechos reales: El exorcismo de Emily Rose de 2005, El Rito de 2011 y The Possession de 2012, son unos cuantos ejemplos.
Aunque con algunas excepciones, que logran dar una
vuelta de tuerca o mezclan el género con otros estilos, el cine de posesiones
no ha evolucionado mucho, sin embargo sigue gozando de popularidad, debido, tal
vez, a que la idea de que un demonio tome el control del cuerpo y alma de una
persona es tan espeluznante como atractiva.