Julián Mitre
El hombre sin rostro es una interesante película de corte policiaco y drama psiquiátrico
escrita y dirigida por Juan Bustillo Oro en 1950, protagonizada por Arturo de
Córdova y Miguel Ángel Ferriz en el que para algunos es su mejor papel.
La cinta arranca en un paraje
cubierto de neblina, donde un cortejo fúnebre es observado por el inspector de
la Policía Juan Carlos Lozano (Arturo de Córdova). Detrás de él aparece una
mujer que le dice que muchas jóvenes han muerto en las garras de un monstruo y
otras más sufrirán el mismo destino si
él no lo detiene. Tras esto, un misterioso hombre de andar lento entra en
escena, la mujer lo señala como el asesino y le ordena a Lozano detenerlo.
Cuando el policía le da alcance al misterioso hombre descubre con horror que no
tiene cara. Esta primera escena resulta
impactante por el tono onírico y la clara influencia del cine expresionista
alemán que la rodea.
La siguiente escena, luego de
los créditos -en los que si prestamos atención descubriremos que Bustillo Oro
contó con la asesoría del psiquiatra Gregorio Oneto
Barenque; célebre entre otras cosas por ser el primer médico en analizar a
detalle el caso de Goyo Cárdenas el
“Estrangulador de Tacuba”, el más famoso y carismático asesino en serie
mexicano del siglo pasado, para la realización de la cinta- nos encontramos con
un auto que avanza a toda velocidad y es detenido por un agente de tránsito. Descubrimos
entonces que el conductor del automóvil es el doctor de la Policía Eugenio
Britel, cuya mirada pérdida y rostro desencajado deja adivinar que algo grave
le ha sucedido. Al llegar a su estudio, Britel, luego de servirse un trago, se
sienta en la silla frente a su escritorio,
saca un arma de entre sus ropas y comienza a redactar una carta confesando que es un asesino, después por
medio de un flasback la historia continúa, dando al espectador otro potente
gancho narrativo.
A lo largo de la cinta veremos a un
Juan Carlos Lozano atormentado por sus miedos y fracasos y a un doctor Britel
que intentará desentrañar los misterios de la mente de su amigo. Es por medio
del sicoanálisis que Britel descubre el significado de los sueños de Lozano, en
los que además del hombre sin rostro, hay
interminables escaleras en espiral, un monstruo -interpretado por Wolf
Ruvinskis- que destroza estatuas que
representan mujeres sin sexo y la dama de la escena inicial que resulta ser la
madre del agente.
En la época de oro del cine mexicano
fueron muchas las cintas que abordaron el crimen como tema principal, pero El hombre sin rostro no utiliza la
miseria, la marginación o los vicios como el origen del mismo, la cinta va más
allá y se convierte en una de las primeras obras que indaga en el subconsciente
del asesino para buscar algunas de las muchas motivaciones que este puede
tener.