Néstor Pompeyo Granja
Quien
tenga oídos, que escuche. Que escuche a su alrededor y que intente
un ejercicio de clasificación: ¿cuántos de los sonidos que
percibimos diariamente provienen de fuentes naturales y cuántos son
producto de la tecnología o de lo artificial? Mejor aún: ¿cuántos
de esos sonidos son híbridos? A veces la categorización es
compleja, y en este disco, Kaitlyn Aurelia Smith parece querer
aprovechar tal heterogeneidad para proponer un mundo donde las notas
sintetizadas conviven con la calidez orgánica de alientos y metales.
No
nos engañemos: “Ears” es un álbum electrónico, pero con una
sensibilidad decididamente humana que, desde su naturalidad, entabla
un diálogo inteligente y meditabundo con las resonancias procesadas,
para crear atmósferas digitales de enorme belleza. Escucharlo es
aceptar la invitación a una fiesta abstracta para gente triste; una
fiesta donde reinan los sintetizadores melancólicos y las voces
procesadas; donde una flauta, clarinete o saxofón aparecen de la
nada para silbar con puntualidad armónica, para acompañar los
murmullos de hombres y mujeres al punto de la robotización.
Pocas veces la tecnología consigue evocar con tanta fidelidad la
experiencia de lo vivo. En este caso, Smith lo logra a partir de
composiciones gráciles y sugestivas, pero desafiantes por el
cuidadoso diseño de sus texturas. Quien tenga oídos, que lo
escuche: “Ears” es una discreta maravilla de la música
electrónica experimental.
Kaitlyn
Aurelia Smith, “Ears” [Independiente / Western Vinyl, 2016].