Alejandro García
…1939, año de publicación de El pozo de Juan Carlos Onetti, también
de El muro de Jean-Paul Sartre. Un año antes había aparecido La náusea. El extranjero de Albert Camus
saldría a la luz pública en 1942. Revueltas, Arlt y Onetti, los rudos de la
literatura latinoamericana. Aún hay tantas cosas que se tienen que precisar
sobre sus labores fundacionales. Se han dicho muchas, claro está, hay una
contraportada de la primera novela del uruguayo que exalta su vértice en ese
triángulo con dos de los existencialistas franceses… 1939, año en que
desaparece Isaac Babel. Había tenido un papel importante en las luchas
literarias soviéticas y su Caballería
roja había forjado un buen nombre en aquellos tiempos escurridizos y
volubles. Fue asesinado hasta 1941, pero diversas versiones lo daban como vivo
en los campos de concentración estalinistas hacia el medio siglo. Iliá
Ehrenburg jugó un papel importante en el esclarecimiento entre los hechos y la
leyenda y en su rehabilitación como ciudadano y como escritor y prologó su obra
en la segunda parte década de los 50. Babel había sido muy bien visto por
Gorki, quien le publicó sus primeros cuentos en las primeras décadas del siglo
XX. Después le tocó maniobrar ante los asedios de la vigilancia y la ciega
punición. Ehrenburg confiesa que sólo sintió la máxima admiración y entusiasmo
al conocer a Hemingway y a Babel. Relata una invitación del escritor oriundo de
Odesa a tomar algo. En lugar de llevarlo a un café de intelectuales o a un bar
de escritores de la época, lo llevó a una taberna donde campeaban los golpes,
los gritos, las agresiones y los mensajes que iban y venían entre gritos. Los
caídos, no pasaban de dormir la mona en el piso. Son famosos sus Cuentos de Odesa, además de la colección
de cuentos arriba mencionada. Leo a la suerte “Venganza”, en alguna columna de
internet registrado como “Prischepa”, apenas cuartilla y media. Prischepa es
parte de la caballería roja, un joven que cuenta su historia a su superior.
Hace apenas un año desertó de los blancos. Estos tomaron a sus padres y los
ejecutaron. La gente del pueblo entró a la casa y se llevó diversos objetos.
Después los invasores fueron desalojados. Prischepa fue de casa en casa
recuperando lo suyo y dejando un reguero de sangre, ancianas víctimas, perros
colgados o iconos embadurnados de porquería. Los lugareños seguían sus actos y
los jóvenes cosacos huían a las afueras y llevaban cuenta de las víctimas. Luego
consiguió trago, acomodó los enseres como dictaba su memoria y se emborrachó
durante dos días. Prendió fuego a la casa, el pueblo entero pudo ver la inmensa
llama, fue al establo, metió el cañón del arma dentro del hocico de una vaca y
le soltó un tiro. Después montó en su caballo y se fue a galope. “el joven
cosaco Prischepa, vagabundo impenitente, comunista expulsado del que nacerá un
contrarrevolucionario, un adicto de la sífilis y un embustero simpático”…