Alejandro García
…el sábado 28 nos rencontraremos con
Francisco Bernal Tiscareño, en su natal Aguascalientes. La cita es a las 18
horas en la Biblioteca Jaime Torres Bodet, andador Juárez, en pleno centro
histórico. Bajo la moderación de Elena Bernal Medina, contará con los
comentarios de Sigfrido Bernal Tiscareño, Luna Ambar, Refugio Miramontes
Álvarez y un servidor. Paco se nos fue en 2014. Es un decir, se ausentó, porque
sus lectores hemos seguido releyendo su obra. Mas, para regocijo de esos compañeros
de culto, resulta que Elena, su hija, encontró entre sus archivos un texto
inédito, una novela en que el autor evoca buena parte de su vida, desde sus
raíces, abuelos, padres, hasta sus andanzas en la época de la escritura, cuando
su casa llegó a ser punto de paso de intérpretes del mundo, entre ellos un
pantagruélico grupo de Fresnillo y un filósofo que hoy vive frente a
Aguascalientes. La novela se llama “Polvo de espejos” y la ha editado taberna
libraria editores. Decir que evoca su ruta personal es observarla bajo una
mirada reduccionista. Está también la ciudad, la innombrada y la construida por
su palabra y bajo sus pericias del oficio. Éste es fundamental, porque rige el
producto y nombra las relaciones entre individuo y espacio. Aquí está la saga
de los Bernal: el abuelo y la vieja ciudad, el viaje del padre al sureste, los
periplos del hijo en diversos territorios y su navegación en la literatura.
Paco pertenece a los novelistas sentimentales, como dice Orhan Pamuk, frente a
los ingenuos. Tuvo que hacer de su ejercicio una constante explicación, no para
enseñar en el sentido mísero, punitivo, de la palabra, sino para hacer presente
la resistencia que lleva a cabo la narrativa en nuestros países y en nuestros
terruños. Paco nos había dado en “Espejo de ruidos” (2003) la doble cara de su
ciudad, las historias escondidas tras el avance por el crecimiento, que no
siempre por la mejor calidad de vida, que completan una visión plural y sin
intereses moralinos, de la realidad urbana. Aquí, en “Polvo de espejos” también
la ciudad se despliega, se transforma, crece, sus hombres cambian de acuerdo a
las circunstancias. La mirada está allí, fraguando en palabras lo que vio y
calando, hecho a hecho, lo que le fue contado a través de la oralidad o la
escritura. Esa mirada es a veces tierna, a veces dura, casi siempre con una
dosis de humor que nos permite tomar la vida con ligereza. Lo digo en el
prólogo: “Polvo de espejos es el
recorrido de un pícaro sentimental, construcción de un novelista consciente de
su realidad histórica y del requerimiento estético, memoria de alguien que se
la jugó siempre en la raya, prefiriendo los márgenes y no el centro, la amistad
y no la pedante intelectualidad”. La novela se presentará el 9 de octubre,
durante tus jornadas en Zacatecas, Madigan. Seguramente San Luis Potosí pronto
nos confirmará la fecha en que estará por allá. Presaludos, Paco.