Por MIGUEL ÁNGEL DÍAZ
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Billie Eilish es una joven artista norteamericana de 22 años que empezó su carrera en el 2015 a los 15. Al lado de su hermano FinneasO’Connell han creado tres álbumes: WhenWeAllFallAsleep, Where Do WeGo? (2019), HappierThanEver(2021), y este 2024 HIT ME HARD AND SOFT. Tanto por su talento como compositora, así como por su asombrosa capacidad vocal, ha llamado la atención de la crítica y ha capturado a millones de fans alrededor del mundo. Su última producción ha sorprendido por su enorme salto de calidad y madurez, así como por su consolidación artística en general. A continuación, traemos para RADIO MADIGAN la reseña de este último trabajo, canción por canción.
SKINNY.-La intro marca la pauta del álbum.Al partir desde la confesión y la zozobra ante el amor, Billie se pregunta sobre su madurez, la fama y entrar a la edad adulta con sus inseguridades (“Am I acting my age now?” o “People say I look happy/ Just because I got skinny”). El objeto de su amor ante el escrutinio del internet y su posible pérdida lleva a afirmar su vulnerabilidad en una melodía dulce y triste que incrementa en los coros la intensidad, hasta formar una balada soul con coros y arreglos de cuerdas en la outro digno de un soundtrack de James Bond.
LUNCH.- Ya lo sabíamos o lo intuíamos, pero después de años de acusaciones de queerbaiting, por fin, una canción abiertamente lencha de Billie; no para callar bocas, sino para abrirlas de asombro y lujuria. Las no tan veladas referencias y metáforas al sexo oral, al facesitting, pero también a la dulzura, la admiración y la franqueza (“It’s a craving, not a crush” o “I’minterested in more than just bein’ your friend”), hacen de “Lunch” una celebración del amor lésbico en abierta expresión sexual. Una pieza de pianos juguetones, ritmo funky, progresiones de guitarras eléctricas, y los beats típicos de Billie (en clásicos como bad guy).Resulta una propuesta muy, pero muy sexy y divertida.
CHIHIRO.- Sónicamente, “Chihiro” es una búsqueda por el pop ambiental con cierta carga progresiva, oriental y posmoderna, cercana al trabajo de Brian Eno con Coldplay, pero con el vibe sexy y dark de Billie. El bajo funk empuja las oscuras emociones e inquietudes (“Did you take / my love away/ from me?”), junto a una imaginería entre ilusiones oníricas y paranoia. Adentrarse a su progresión asfixiante es descender a las profundidades del alma perdida en la desesperanza con convicción de náufrago, con la incertidumbre de la realidad obnubilada, con las ganas de salir corriendo a buscar el amor perdido.
BIRDS OF A FEATHER.- En contraste con la modernidad de “Chihiro”, esta es una canción que busca los sonidos orgánicos del pop de los 90, pudiendo ser un jingle pop de The Sundays o Sixpence None The Richer. Los arreglos de guitarra acústica acompasados con una base rítmica alegre acompañan una lírica sobre el anhelo de amar, el temor a la pérdida y las promesas de permanencia. El track energético es esencial para mantener este trabajo donde se explora las terribles profundidades de las emociones, e inyecta ilusión y esperanza al álbum en general. Quizá el amor sea también eso, el deseo de sostener el cariño y las acciones que los amantes toman para mantenerse juntos ante el vacío y la soledad del mundo.
WILD FLOWER.- Billie muestra un soporte narrativo donde explora una relación triangular, donde ella sale con el/la ex de una amiga que ella reconfortó de alguna forma. “Did I crossthe line?”, se pregunta. Y ahora no puede dejar de pensar en él/ellacuando está con su amante. La historia está contada apenas con unas guitarras, un estudio lleno de ecos, coros fantasmales, y una batería que rebota por todo ese espacio repleto de gritos y aullidos. En el reprise, la historia cierra con la imagen de Billie llorando a solas en un cuarto de hotel en San Valentín, fijando así el final del drama en un ensamble casi fotográfico.
THE GREATEST.– Poner ese título a una canción es algo de pensarse para cualquier artista. Ahí está el clásico de Cat Power y la formidable balada de Lana del Rey. Aquí, más que un desafío, parece ser un homenaje a ese sonido sobrio del neosoul americano, con Billie tomando aliento para contarnos los sacrificios de su amor no correspondido, con una intimidad asombrosa y su increíble talento para transmitir emociones con su voz, llena de tonos y dobleces sutiles. El coro es devastador (“All the times I waited/ For you to want me naked”), pero el final destruye casi toda nuestra fe en el amor, y lo aceptamos porque Billie lo hace deliciosamente bien.
L’AMOUR DE MA VIE.- Son realmente dos canciones que se complementan. La primera parte es una balada cuasi blues sobre relaciones rotas, las confesiones dolorosas y el caos de la pérdida (“Thought I was depressed or losing my mind/ My stomach up set almost allof the time/ but after I left, it was obvious why/ Because for you/ I was the love of your life/ but you were not mine”). La segunda parte es Billie en éxtasis electrostático, syntes y beats ansiosos, despotricando contra el supuesto amor de su vida y su amante, cerrando así el ciclo de un amor fallido.
THE DINER.- Las canciones de obsesión y stalkeo son complicadas en estos tiempos, más si son tomadas en serio, pero “The diner” tiene la malicia de ser irónica, algo que le permite jugar con las perspectivas de obsesión, seducción y salir librada. Una Billie obsesiva se mete a la cocina de su amante y le escribe cartas de amor (“Bet I could change your life/ You could be my wife…”). La música con aire burlesque y teatral conduce una odisea ilegal de persecuciones policiacas, fianzas, estancias en la cárcel y amenazas veladas, con elegante cinismo y perversión. Sin pena alguna ni disculpas.
BITTER SUITE.- Es una canción en tres partes. Laintro saturada de ruido nos hace descender a una ilusión onírica: Billie flotando fuera de su cuerpo observando cómo es amada, y entonces tiene miedo del amor. Luego hace una transición a una segunda parte donde sobre un organito tipo reggae, más pianos y coros, el yo flotante de Billie quiere volver al cuerpo para estar con su amante (“And I’ve been havin’ dreams/ L’amour de ma vie/ Love so bitter sweet/ Open up the door for me”). Entonces pasa a la parte final, donde el ruido de la intro se desata en ondas saturadas que dan lugar a un solo de órgano delicioso que conduce al final del álbum con “Blue”.
BLUE.- La pieza final es la más compleja del álbum, oscura y llena de lirismo confesional, metareferencial, excitante y liberadora. Cuando habla del amante, de sus pliegues emocionales derivados de las relaciones parentales, las paranoias y el narcisismo, no para juzgarle, sino para aceptarlo, soltarlo y perdonar (“You were born bluer than a butterfly/ Beautiful and so deprive do foxygen/ Colder than your fathers’ eyes/ He never learned to sympathize with anyone/ I don’t bla me you”). Sonoramente, la canción es cambiante, desde los coros alegres del comienzo, pasando por el alt rock de guitarras poderosas, luego se mueve al ambient electrónico (tipo James Blake), y termina con los arreglos de cuerdas muy parecidos a los de “Skinny”, cerrando así el álbum más personal e íntimo que Billie haya jamás grabado.
Billie Eilish y su sonido han venido evolucionando desde las composiciones de dormitorio hasta el pop de estadio, sin dejar de lado la sensibilidad y la intimidad que logra en sus interpretaciones. En los álbumes anteriores, la artista y su compañero creativo, Finneas, han ido intentando diversos géneros y sonidos que han podido ensayar e incluirlos en su estilo, pero en Hit me… hay ya un uso deliberado y pleno de estos recursos, usándolos para crear movimientos emotivos musicales que respaldan el drama lírico de las canciones.
Podemos ver también, la búsqueda de un álbum circular, casi conceptual, donde los temas del amor, el sexo y el dolor son tratados de manera compleja, llenos de perspectivas, imágenes y narraciones cautivantes. Si a todo eso sumamos su voz, más asombrosa que nunca, y una producción impecable, Hit me hard and softes su mejor trabajo hasta la fecha, y uno de los álbumes más interesantes de la música pop de la generación Z.
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