Julián Mitre
El lector podría pensar
que en una antología de autores mexicanos y colombianos enfocada en la
violencia el tema imperante será el del sicariato y la narcocultura y ello nos
llevará a la controversia de si ese tipo de literatura es oportunista, morbosa y
responde a fines comerciales más que literarios. Pero por ahí no va la cosa, al
menos en “Espejo de doble filo” de la
editorial Atrasalante. Primero, porque se trata de una antología de poesía,
sobre violencia, sí, pero poesía, y la poesía, que yo sepa no es muy buen
negocio. En segunda porque en Espejo de doble filo se va más allá del
narcotráfico y del crimen organizado, también se abordan temas como la guerra, el
exilio, la migración, la misoginia, la omisión y toda la violencia que han
sufrido estas dos naciones desde antes de que la bomba del narco nos pegara de
frente.
El trabajo hecho en “Espejo de doble filo” es impresionante
por diversas razones: Compilar a 120 autores, (60 colombianos y 60 mexicanos)
en un solo libro es una tarea complicadísima. Trabajo titánico que fue
realizado por el editor y escritor Iván Trejo. De igual forma resulta muy
interesante la variedad de voces que se dan entre un autor y otro no sólo por
una cuestión cultural o generacional (el poeta colombiano más viejo es Luis
Vidales nacido en 1904 y el más joven Danny Yesid León de 1990 y por el lado
mexicano se inicia con Octavio Paz de 1914 y concluye con Esther M. García del
87) pues aun entre los autores que comparten nacionalidad y edades hay diferencias
de estilos.
Si bien es cierto hay reclamos justos en este
libro, a la patria, al criminal y a la sociedad, porque todos tenemos algo de
responsabilidad en este asunto como bien lo dice la poeta colombiana Emilia
Ayarza en uno de sus versos:
Me muero porque abrieron mis amigos su kárdex de
avalúo.
Porque a la diestra del crimen se sentaron
el galeno, el arquitecto, la odontóloga y el
veterinario.
Porque asistió al banquete mi pariente.
no es esta su razón de ser. La verdadera intención
de la antología es dar voz a todos los que han sufrido y siguen sufriendo a
causa de una problemática que lejos de disminuir se recrudece día a día.
“Espejo de doble filo” es un libro que duele y
duele mucho. Duele leerlo, duele cada poema, cada palabra escrita en sus
páginas. Es una obra que desborda tristeza, frustración, ira, sangre y llanto. “Espejo
de doble filo” es una protesta, un grito para que no olvidemos a ningún niño,
mujer, campesino, estudiante, obrero, madre, padre, hermano; una forma de
mantener presente a cada víctima de la violencia que durante años ha azotado a estas dos naciones.