Por Julián Mitre
El mundo del cómic siempre se ha asociado a hombres musculosos con superpoderes, que se pasean en mallas por las ciudades combatiendo a otros malvados hombres también en mallas. En la última década, gracias a la gran cantidad de adaptaciones que se han producido tanto en cine como para la pantalla chica sobre superhéroes, la idea no ha hecho más que reforzarse. Sin embargo, el mundo del noveno arte va a más allá de los superhéroes y su búsqueda por la justicia, y es tan rico y flexible que es capaz de entregar obras profundas y de contenido social como Persépolis, una novela gráfica cuyo primer número fue publicado en el año 2000 en Francia por la editorial independiente L’Association, con gran aceptación por parte del público y la crítica, convirtiéndose en un éxito mundial y que se encuentra actualmente en su octava edición en el idioma español, además de tener, ¿por qué no?, una versión cinematográfica.
Persépolis es un cómic autobiográfico escrito y dibujado por la iraní Marjane Satrapi. Fue publicado originalmente en cuatro tomos desde noviembre del 2000 a septiembre del 2003.
Marjane cuenta la historia de su niñez bajo el régimen fundamentalista islámico hasta su exilio en Europa durante la adolescencia y su regreso a Irán varios años después.
El primer tomo arranca con un texto de David Beauchard, quien animó a la autora a escribir la novela. En éste se narra la historia de Persia a partir del año 642; cuando la dinastía Sasánidas fue derrocada por los árabes, lo que obligó a los persas a adoptar el Islam; hasta llegar al primer golpe de Estado que organizó la CIA y la posterior revolución en 1979 para derrocar al Sha, punto en el que arranca la novela.
Ya desde la primera viñeta la autora se las arregla para mostrar los estragos de la llamada Revolución Islámica: el retrato escolar de cuatro niñas portando un, ahora obligatorio, pañuelo en la cabeza y vestidas casi iguales, lo que dificulta reconocer a una de otra, como una clara muestra de la despersonalización impuesta por parte el nuevo régimen.
En los siguientes capítulos, la pequeña Marji se enfrentará a las contradicciones de vivir en una familia de clase alta con ideas progresistas, que participan en manifestaciones contra el Sha y le hablan a su hija de socialismo, pero viajan en autos de lujo y no permiten que su sirvienta coma en la misma mesa que ellos, le enseñan a su hija que debe perdonar, pero claman la muerte de sus enemigos entusiastas en un inicio con la revolución y perseguidos después por los líderes de la misma. También veremos su lucha interna entre el deseo de ser la última gran profeta, sus constantes conversaciones con Dios –a quien le encuentra un gran parecido con Karl Marx– y su educación socialista, jugando a ser el Che Guevara.
El segundo tomo abarca la primera mitad de la década de los ochenta durante la guerra entre Irán e Irak, con una Marjane adolescente cuyas aficiones e ideas debe mantener en la clandestinidad debido a las prohibiciones del régimen, obligada a mentir en algunos momentos para evitar ser apresada y cargar con la culpa que esto le provoca.
En la tercera entrega, los padres de la protagonista, para protegerla de los bombardeos y de los problemas que pudiera acarrear su carácter rebelde, deciden enviarla al extranjero. Esta parte del relato muestra las dificultades que tiene la adolescente para adaptarse a la nueva cultura y el fuerte choque entre sus ideas y las de los jóvenes europeos.
El último tomo nos lleva a 1988. Con el fin de la guerra, la protagonista regresa a casa solo para encontrarse con una Irán destrozada, un gobierno tan autoritario y represor como el de su infancia y una sociedad que la considera demasiado occidental y la trata como una extranjera. Enfrentada a esta nueva realidad, la joven intenta seguir con su vida y entra a la universidad para estudiar artes. Ahí conoce a un chico con quien inicia una relación que termina en matrimonio, más por presión que por amor.
Persépolis es una historia llena de tristeza y dolor causados por la confusión ideológica, el desarraigo, el rechazo, la opresión y la constante pérdida de seres amados. Sin embargo, la autora utiliza la ironía, así como un toque de inocencia en el tono de la narración, para contrastar la crudeza de todo esto.
Los trazos de Satrapi, siempre en blanco y negro, son simples y sin mucho detalle, pero manejados de tal forma que se vuelven contundentes en los momentos precisos, por ejemplo: mostrando a los policías como temibles gigantes que impiden a los ciudadanos auxiliar a la gente atrapada en un cine en llamas o las escenas de tortura narradas por los amigos de la familia.
Persépolis es sí, un cómic autobiográfico, pero no solo eso, es una obra capaz de mostrarle al mundo que Irán es mucho más que una tierra de fanáticos y terroristas.
Julián Mitre (San Luis Potosí, 1983) ha sido técnico en un taller de computadoras, dependiente de un depósito de cerveza, almacenista y obrero. Ganador de la segunda edición del Premio Nacional de Cuento Fantástico Amparo Dávila. Fue integrante del taller literario Miguel Donoso Pareja.
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