Dán Lee
Descubrí a Alison Bechdel en mis incursiones lectoras por la serie The Best American Comics (2006-2011), donde encontré una selección de Fun Home; fui en búsqueda de la historieta entera y me topé con un ejemplo perfecto de lo que es para mí una novela gráfica.
El término “novela gráfica” ha sido utilizado demasiado libremente para etiquetar historietas que no son novelas desde el punto de vista de su concepción, sino series compiladas. Una novela gráfica, según mi percepción, debe haber sido concebida con un claro principio y un final puntual; esto es difícil de hallar en los cómics comerciales, pues les preceden los antecedentes de los personajes, y el final estará condicionado a la continuidad que la editorial planee para el título en cuestión.
Afortunadamente, existen creaciones como Fun Home que dan la cara por el género. Es una novela (autobiográfica) porque es una sola pieza, escrita de forma inteligente, efectiva y bien planeada. El narrador en primera persona y los diálogos impactan con una prosa más elegante y directa que muchos libros de narrativa tradicional. Desarrolla a sus personajes (Alison misma y su padre son los protagonistas) en siete capítulos que transcurren en un mundo único en blanco y negro, con personajes diseñados al estilo de una caricatura, muy apropiado para la tragicomedia que el lector apreciará. Es notable la aparente facilidad con que Bechdel comunica visualmente lo que los personajes piensan o sienten; palabras e imágenes comulgan, por ello es que con todo honor puede hacerse llamar novela gráfica.
Los recuerdos de la autora sobre su padre son el hilo conductor de la novela. Él ha muerto, y ella se da a la tarea de elaborar en la memoria esa figura paterna ambivalente en todos sentidos. Comienza por describirlo en su complejidad desde el recuerdo infantil: un hombre de gusto fino, aficionado al arte, especialmente las letras, y la arquitectura, estricto e intolerante; un hombre con un par de secretos de esos que los hijos descubren cuando la lejanía borra la cortina y desvela la tramoya que sostenía el teatro familiar.
En la narración de episodios entre la infancia y la adolescencia encontramos a la vez acontecimientos desde el punto de vista deformado por el cristal de la hija, y hechos desnudos que ella ha descubierto luego de la muerte del padre. Bechdel saquea de diversas fuentes literarias (principalmente En busca del tiempo perdido, La Odisea, El Ulises) formas de presentar y racionalizar anécdotas que muestran cómo fue crecer criada por un par de artistas frustrados, quienes se toleraban apenas. La lectura se realiza de forma tensa, como en la orilla de una plataforma en precario equilibrio. No podía ser de otra forma dado el nivel de neurosis que manejaban los miembros de la familia Bechdel.
Para la autora es relevante el tema de la homosexualidad propia. Ella descubrió su preferencia al salir de casa para estudiar la universidad. Decide comunicarlo a sus padres por medio de una carta. Como resultado de la reacción familiar, ella se entera de que su padre también es homosexual y que el matrimonio no ha sido obstáculo para explorar sus apetitos. Cuatro semanas después, él muere luego de recibir una petición de divorcio. Aunque fue atropellado en la carretera, la autora asegura que su padre cometió suicidio. Este vértigo de revelaciones y tragedia lleva a Alison Bechdel a la búsqueda de vínculos y explicaciones. Fun Home no es sino el recorrido conjunto del lector y la autora por los senderos bifurcados de la memoria. Uno de los mayores logros de la novela es la estructura, pues lejos de perderse en divagaciones, ilumina el camino y vuelve a la vereda original luego de deambular por parajes oscuros o iluminados, fríos o acogedores. Puede decirse que la estructura es circular, y cada uno de los capítulos también busca esa circularidad, una vocación por lograr que las ideas, luego de zigzaguear por allí entre raíces, madrigueras y columnas de mármol, encajen los colmillos justo en su propia cola.
Claramente, Fun Home fue concebida como un acto de amor, admiración y confianza. En la primera página se aprecia a la pequeña Alison siendo balanceada boca abajo sobre los pies de papá; un juego acrobático en el que ella bien podría salir descalabrada, una de las raras ocasiones en que ellos mantenían contacto físico. Para la niña valía la pena el riesgo. En la última página, Alison se lanza hacia una alberca, donde su padre la espera con gesto de concentración. Ambos juegos entrañan peligro, y en ambos ella sabe que saldrá bien librada porque alguien está allí para apoyarla. Sobre esa base está construida Fun Home, una gran novela gráfica.
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