En el mundo digital, un glitch es un defecto mínimo que aparece en el desarrollo de un sistema sin impedir su funcionamiento. De hecho, en los videojuegos, el glitch, aunque imprevisto, incluso puede ser aprovechado por quienes juegan. A partir de esta noción, la exposición Tácticas del glitch. Las oportunidades del fallo, explora las prácticas artísticas presentes en la colección del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC, UNAM) que se benefician del fallo para intervenir sobre el tejido histórico.
En las obras que integran esta muestra colectiva, que abre al público el sábado 13 de abril en la Sala 4 del museo, el glitch entrelaza, por adición o eliminación, eventos y contextos desligados temporal y espacialmente.
“Las y los artistas presentes en este nuevo núcleo de la exposición Genealogías y disidencias. Colección MUAC, trabajan desde el desliz y utilizan las tácticas del glitcheo para llevarnos suavemente y con disimulo hacia zonas de intersticios que desafían los relatos que nos habitan”, comentan lxs curadorxs Alejandra Labastida y Jaime González Solís.
La muestra, que se exhibirá hasta el 29 de septiembre, está conformada por obras de Camel Collective, Santiago Borja, Leandro Katz, Gabriel de la Mora, Melquiades Herrera, Jose Dávila, Rubén Gutiérrez y Jorge Satorre.
La distancia de Pontresina a Zermatt es la misma que de Zermatt a Pontresina (2017), de Camel Collective (Anthony Graves, Carla Herrera-Prats), parte de la correspondencia entre los intelectuales Theodor Adorno y Herbert Marcuse, en la que discuten sus posiciones divergentes sobre la potencia revolucionaria de los movimientos estudiantiles de 1968 en Estados Unidos y Alemania, así como sobre las responsabilidades de los intelectuales en relación a la protesta y la acción directa.
Camel Collective buscó actualizar esta correspondencia a través de la escenificación del aspecto material del trabajo intelectual y la revelación de formas de trabajo ocultas en los modos de producción cultural. El video evoca el ilusionismo de la producción fílmica, al tiempo que los medios de producción de la ilusión son expuestos. La narrativa se lleva cabo en el interior de la sala de sonido de los Estudios Churubusco, en donde un equipo de gaviras o artistas de foley —quienes por definición nunca aparecen en escena— crean los efectos de sonido en presencia de dos actores ciegos que leen las cartas en braille, superpuestas en dos paisajes sonoros: el Bordo de Xochiaca y el centro de la Ciudad de México.
Por su parte, la obra de Santiago Borja (Ciudad de México, México, 1970) es una intervención al diván exhibido en la última casa que habitó Freud en Londres, con la que interrumpió su existencia estática como objeto-fetiche para ofrecerle un cambio de piel. En un acto que no deja de tener un tono animista y ritualista, Borja sustituyó los tapetes persas que lo recubrían por unos textiles wixárika. Con la inclusión de la cultura material de origen no occidental al palimpsesto exótico del propio Freud, Borja activó preguntas sobre la naturaleza del diván y la puesta en escena que lo rodea: como concepto, como encuadre, como trampa, como cámara de aislamiento, como dispositivo coreográfico de cuerpos, etc. La nueva piel que propone Borja hace eco a las críticas sobre el eurocentrismo en el origen del psicoanálisis porque no se hizo cargo de la violencia colonial y patriarcal.
La huella de Viernes (1984) de Leandro Katz (Buenos Aires, Argentina, 1938) analiza la potencia de la imagen para intervenir el tejido historiográfico al poner en tensión el pasado con el presente, la investigación con la memoria y la ficción con el monumento y el documento. Uno de los temas que ha persistido en su obra es la historia de despojo de la civilización maya y las estructuras de explotación poscoloniales que perduran en Latinoamérica. En ocasiones, sus ejercicios críticos incorporan la ironía, como sucede en esta instalación donde fusiona el tropo del imaginario literario occidental de la otredad (la aparición de Viernes, un nativo de la isla en donde naufraga Robinson Crusoe) con el expolio. La fotografía que acompaña una caja de arena con la huella de una pisada corresponde al pie de un dignatario maya en una estela en ruinas del Templo de las Inscripciones en Tikal.
La práctica de Gabriel de la Mora (Ciudad de México, México, 1968) se nutre de un diálogo obsesivo con los fragmentos que recolecta de objetos o materiales orgánicos que han salido del circuito productivo y que migran a través de un proceso minucioso a estructuras estéticas. En ocasiones, generar el fragmento es parte del proceso, como en la serie Fotografía intervenida (2008–2021) retratos antiguos en donde las figuras de todas las personas han sido raspadas. Aunque la función original de conservar la imagen de un sujeto es cancelada, la materialidad de la luz que emitieron esos cuerpos hacia el papel fotográfico no desaparece, ya que sus residuos son presentados como montículos. La figura antropomórfica permanece a través de su silueta a la vez que su luz escapa de la bidimensionalidad de la fotografía.
En su búsqueda por el límite entre forma y contenido, Jose Dávila (Guadalajara, México, 1974) se apropia e interviene el repertorio visual y material de la historia del arte y la arquitectura para generar juegos de referencias y espejos. EnTopologías de la memoria(2017),el artista modifica una serie de fotografías de las estructuras de paraboloides hiperbólicos del arquitecto mexicano-español Félix Candela para privilegiar su marca en el espacio. Las fotografías de las huellas de Candela son usadas, a la vez, para delimitar un espacio negativo en el muro.
Rubén Gutiérrez (Monterrey, México, 1972) reflexiona sobre la cultura de masas y las prisiones mentales que crea la mediatización. El artista opera desde dentro del sistema usando sus estrategias para migrar las imágenes a un registro que emplea el humor como herramienta crítica. En Objetos sobre La Habana(2000), Gutiérrez edita las fotografías de depósitos de agua tomadas en La Habana Vieja, Cuba, y elimina las bases de sus estructuras para convertirlas en objetos voladores que parecen surgidos de una película de ciencia ficción de 1960 y 1970. De esta manera, el artista recalca el carácter de ruina de las transformaciones urbanísticas que acompañaban a los regímenes socialistas en América Latina para hablar del colapso del socialismo en el mundo.
Como si ocurriera en un universo paralelo, el No-Grupo secuestró a Günther Gerzso, registró la patente del taco y otorgó a uno de sus miembros, Melquiades Herrera(Ciudad de México, México, 1949–2003), el Premio Nobel de Arte. Activo entre 1977 y 1983, la práctica del No-Grupo se caracteriza por el uso del cuerpo, un humor inteligente, la crítica al sistema artístico y su interés por la cultura subalterna urbana que quedó fuera de la representación identitaria estatal de lo popular. Muchas de sus obras operan desde puestas en acto donde un gesto de lenguaje se efectúa, en una declaración paradójica. El Premio Nobel que el No-Grupo concedió a Melquiades Herrera es uno de los escarceos con la institución más interesantes de esta autodenominada “vanguardia salvaje”.
Los negros II (Ladrillos) (2012) de Jorge Satorre (Ciudad de México, México, 1979)es parte de un proyecto que explora la construcción de narraciones históricas a partir del libro El queso y los gusanos del historiador italiano Carlo Ginzburg. Este texto es un ejemplo paradigmático de la microhistoria, disciplina que investiga los acontecimientos que comúnmente pasarían desapercibidos en una localidad concreta. La pieza surge de una conversación con Ginzburg, en la cual Satorre le pidió compartir imágenes mentales recurrentes y determinantes en su vida y su práctica como historiador. A la provocación del artista, la condición de Ginzburg fue mantener la conversación en secreto. Como registro, el artista produjo esta serie de fragmentos y evocaciones surgidas durante la charla, construidas a partir de pedazos de ladrillo que se combinan de modo azaroso para generar nuevas relaciones. Algunos de estos objetos son fragmentos de imágenes reconocibles de la historia del arte occidental, otras son elementos aleatorios de recuerdos y objetos cotidianos.
Tácticas del glitch. Las oportunidades del falle abre al público el sábado13 de abril a las 11:00 horas.A las 12:00 se realizará una charla inaugural en el Ágora del museo en la que participan Santiago Borja, Manuel Hernández, Alejandra Labastida y Jaime González Solís.
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