Por JULIÁN MITRE
Si bien la obra de Violeta García (1984-2022) es coherente de principio a fin, con una constante muy marcada en los temas de Eros y Tánatos, ya fuera en la gráfica o en la literatura -géneros que además se complementan- al hacer un recorrido por su trayectoria se aprecia la evolución de la misma, en sus inicios cruda y realista, al final más interesada en la estética y con un manejo más profundo de la atmósfera.
En sus primeros libros, Relatos urbanos (Ed. Sin Nombre, 2009, cuento) y Mitología de una ciudad enferma (Ed. Ponciano Arriaga, 2011, cuento), a través de historias realistas, inmersas en ambientes urbanos, de alcohol, sexo y violencia, explora emociones como la perdida, el fracaso, el tedio y la búsqueda de identidad. Si vemos la literatura de Violeta García como un ente vivo, podríamos decir que estos primeros trabajos representan la juventud de la misma, no por inmadura, sino por la forma frenética de abordarlos.
Posteriormente, incursiona en la dramaturgia, dando muestra de versatilidad e interés por ampliar sus formas de expresión. Como resultado tenemos Autorretrato en paisaje de tinieblas (Ed. Paso de Gato 2018,) texto ganador del Premio Manuel José Othón de Literatura 2017, en la categoría de dramaturgia, que, como el título sugiere, es su creación más íntima e intensa hasta ese momento, una forma de exorcizar a sus demonios internos y también su primer acercamiento a lo fantástico, género que más tarde la encumbraría.
Siniestro (Ed. Clara Beter 2019, cuento), representa un punto de quiebre en la carrera de Violeta; no solo es su incursión de lleno en el horror, representa el inicio de su internacionalización. Con este libro las letras de Violeta García llegarían a países como Uruguay y Argentina, donde rápidamente comienza a hacerse conocida en los nichos del género. Si bien los tópicos antes mencionados -el amor y la muerte, la violencia, el sexo, el fracaso-, no se abandonan, sí son abordados con una intención estética muy distinta a los trabajos anteriores. Estos miedos, sentimientos y emociones, no se encuentran ya en el exterior, alrededor del ser humano, lo están ahora en el interior. Con Siniestro, Violeta se encarga de explorar el lado más monstruoso de la humanidad: la conciencia. En este libro las historias se complementan con la gráfica, específicamente con las bellas fotografías de la artista potosina Lorena Martell.
Esta exploración de lo monstruoso, se vuelve aún más notoria en Suite pabellón psiquiátrico (Ed. Clara Beter 2020, dramaturgia). A sus obsesiones se añade la locura, que envuelve el trabajo por completo y una vez más la gráfica es un aspecto relevante, esta vez con las ilustraciones de Juan Carlos Mejía. En Suite pabellón psiquiátrico, la autora retoma la dramaturgia y reafirma su interés por contar historias desde diferentes aristas y aspectos, pues el libro es un guion de teatro y una antología de cuentos a la vez. Está etapa de creación surgida en estancia en Sudamérica, bien podría verse como la entrada a la madurez de su literatura.
De sus exploraciones, en la búsqueda por narrar historias desde diferentes perspectivas surge Necromancia (Ed. Nigromante 2022), un libro de poesía, -género que no le es ajeno, pues ya había publicado una plaquette titulada Brujas (Ed. Clara Beter 2019, poesía)-, que llega en el momento justo y que recoge, además, muchos de sus dibujos.
En Necromancia es la magia, la mística y lo onírico, lo que se apodera de la obra de Violeta, quien se transforma en bruja para entablar una conversación con el lector, para guiarlo a lo más profundo de su propio abismo. Necromancia es como la autora lo definió: un poemario, pero además, un ritual, un trance entre lo real y lo surreal.
Violeta García dejó este mundo en el mejor momento de su carrera, cuando esta no podía hacer otra cosa más que continuar en ascenso. Quiso el destino privarnos de su talento, probablemente porque no está la humanidad lista para toda la oscuridad, horror y belleza que podían surgir de una de las plumas más talentosas de San Luis Potosí.
Sé TESTIGO
