Julián Mitre
Los
Atacantes
de Alberto Chimal, publicado por Páginas de Espuma en 2015 es un
libro con siete cuentos que mezclan el humor, la violencia y la
tecnología con el terror; donde los narcos quieren ser escritores,
los locos controlan el mundo y los fantasmas viven en hoteles de
paso. En el libro están presentes muchos de los problemas que
actualmente enfrenta el país, los cuales por sí solos bien pueden
bastar para incomodar a sus lectores; pero el autor no busca eso,
tampoco busca provocar el susto del cuento clásico de terror
empleando monstruos y seres de ultratumba, los cuales también
aparecen en la obra. El autor va más allá mezclando dos elementos
contradictorios (lo sobrenatural y lo cotidiano) y logra crear un
horror por demás inquietante.
Yo
llevaba dos o tres horas leyendo, haciendo notas, marcando frases y
buscando algunos datos para luego escribir el texto de esta reseña.
Pasaba de la medianoche cuando cerré el archivo. Salí de mi estudio
y fui a la cocina por una taza de café. Cuando regresé, decidí
despejarme entrando a Facebook unos minutos. Me entretuve de más,
olvidé beberme el café y también me distraje por completo del
libro de Chimal; y si mis ojos no se hubieran comenzado a cerrar,
seguro me hubiera olvidado de dormir.
Eran
aproximadamente las dos veinte de la mañana cuando cerré la lap
y me fui a mi cuarto. Tras preparar la cama, apagué la luz y me
acosté. La oscuridad en la habitación me produjo un miedo vago. Esa
clase de miedo que se siente cuando eres pequeño y acabas de ver una
película de terror de las que te angustian, te ponen paranoico y te
hacen creer que hay alguien detrás de ti y tiene malas intenciones.
Tuve que tomarme un momento para reflexionar de dónde venía esa
sensación y entonces pude relacionarlo con varios de los cuentos del
libro que acababa de leer.
Uno
de ellos es “Tú sabes quién eres”. A lo largo de este texto el
lector conoce el modus
operandi y
las motivaciones de un stalker
que utiliza desde las redes sociales más populares (Facebook y
Twitter) hasta otros sistemas más “arcaicos” como los e-mail
o las notas hechas en máquina de escribir, para acosar a su víctima
más reciente, a la que hostiga con una frase constante; algo que
seguro muchos nos hemos planteado alguna vez, una pregunta que si no
podemos responder nos deja un mal sabor de boca, pero que si logramos
hacerlo puede resultar, entre otras cosas, hasta peligroso.
Otro
de los relatos más inquietantes es “Connie Mulligan”. Si bien
empieza con un tono de sátira, mostrando a través de su
protagonista (un hombre sin escrúpulos, feliz de codearse con los
altos mandos, que desprecia a las clases bajas y a quien todo parece
salirle de maravilla), cómo el amiguismo influye en la burocracia,
las instituciones y el mundo editorial, pero poco a poco la historia
se va tornando extraña y perturbadora.
Encuentros
amorosos, infidelidades, sadismo, ente otras cosas son los recursos
empleados en “Él escribe su nombre” un relato que empieza con un
tipo que planea tener sexo con su novia antes de terminar con ella.
Identificado
ya el origen de este miedo, que obviamente era haber leído Los
atacantes,
intenté dormir y luego de algunos minutos pude hacerlo, pero solo
para ser acosado por una serie de pesadillas en las que era
perseguido por psicópatas y escritores zombis, al tiempo que
presenciaba el apocalipsis, (seres y escenarios que también forman
parte del libro).
Al
despertar, un tanto alterado por todas estas imágenes, descubro
─para aumentar mi malestar─, que la luz del cuarto está
encendida. Entonces, se apoderó de mí la vívida impresión de que
alguien me estuvo observando mientras soñaba.