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Libros

Lucía Berlin, la sinceridad melancólica y autocrítica pura

Rocío Arellano

Fue apenas en el año 2014 que el nombre de Lucia Berlin comenzó a resonar en el mundo literario, aunque llevaba desde 1936 (con 24 años de edad) publicando. Escritora de cuentos, autobiográfica y honesta como pocos escritores, ha pasado a ser imprescindible en cualquier biblioteca personal.

Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara, 2016, en su versión castellana) fue su primer libro en donde reúne algunos relatos. Debido al éxito, se publicó por la misma editorial, su siguiente material incluido en Una noche en el paraíso (2018). Probablemente podemos esperar más ediciones, ya que Berlin cuenta con seis libros publicados, por no mencionar la infinidad de relatos que aparecieron en revistas.

Su libro, Manual para mujeres de la limpieza fue mi primer acercamiento a su obra y a su vida. Es, sin dudarlo, una lectura obligada. Su prosa está basada en memorias de su infancia, su adolescencia y su vida como adulta: vivió en numerosas partes, desde Idaho hasta México o Santiago de Chile. Sus narraciones nos mueven de un lugar geográfico a otro, cuanto más seco y árido más fuerte es la anécdota. Habla sin tapujos de su vida (abortos, alcoholismo, matrimonios fracasados y la lucha en sus últimos años contra un cáncer en el pulmón, que terminó por matarla un 12 de noviembre de 2004, el mismo día que cumplía 68 años) y su empeño por seguir siendo ella misma en una sociedad que se empeñaba en no ayudarla, con cuatro hijos y trabajando en diversos empleos para mantener a su familia.

Aunque es comparada con escritores como Raymond Carver o Charles Bukowski, de manera personal me refiere más con el escritor John Kennedy Toole, y su libro Biblia de Neón, con la que comparte el mismo ambiente árido y melancólico, una especie de autodestrucción con palabras crudas y emocionales que dejan ver su paralelismo en cuanto a la escritura.

Lucia Berlin vino a mí en forma de regalo. Y se queda conmigo a modo de expiación, de saberme reflejada en sus palabras y de decirle a la vida que aún no termino con ella. En estos tiempos en que la voz de las mujeres es silenciada, Berlin nos hace un favor levantando la voz para, desde su propia experiencia, darnos ánimo, decirnos que está bien sentirse mal por cometer errores y no poder levantarnos como lo desean los demás, esperar hasta estar listas para continuar, pero también para darnos claridad de autocrítica en un mundo oscuro de censura.

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