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Psicoanálisis: El caso y su escritura

Por Maureen Treviño Carrasco

Psicoanálisis: El caso y su escritura inaugura la colección Ficciones Clínicas, proyecto editorial de reciente creación que vio la luz en San Luis Potosí a mediados del año 2020, esta apuesta escritural, desde sus inicios, se ha construido como un espacio de reflexión, diálogo e interpelación entre el psicoanálisis y otros saberes, como la filosofía, la historia, la antropología y las artes. Las coordinadoras, Ivonne Sierra Ortiz, Emma Lourdes Cerecer Ortiz y Silvia Estela Pérez Leura, a través de la palabra escrita nos muestran tres posicionamientos distintos para pensar tanto la clínica como el quehacer investigativo que se desprende de la escucha del dolor psíquico.

Echando un primer vistazo, Psicoanálisis: El caso y su escritura pareciera estar dirigido únicamente a aquellos que ejercen el psicoanálisis; sin embargo, no es así, el accesible desarrollo de las ideas permite que el texto pueda ser leído desde otras latitudes, incluso desde territorios cuyos discursos parecen distantes de aquello propuesto por la psicología de lo inconsciente.

Uno de los aspectos más enriquecedores de la elaboración del libro consiste en que las reflexiones ahí plasmadas están atravesadas por el análisis personal, las supervisiones clínicas y la revisión de la literatura clásica, el famoso trípode freudiano necesario para la formación de psicoanalistas que, si bien es conocido por todos, suele ser desestimado en la práctica. Así pues, para las autoras, la escucha de su propio malestar subjetivo fue lo que permitió elaborar, mediante la palabra escrita, decires acerca del dolor del otro.

A continuación, haré un breve recorrido por los apartados que componen el texto, mencionando los fragmentos que, a título personal, me parecieron sustanciales, ejercicio que busca incentivar a futuros lectores a aproximarse por su propio pie, de manera que les sea posible construir una postura singular frente a lo escrito.

El primer apartado del libro está compuesto por una serie de capítulos que presentan diferentes formas de pensar la escritura del caso en el psicoanálisis, lo cual ineludiblemente me remite al texto Qué es la literatura (1947), de Jean Paul Sartre, que señala la imperiosa necesidad de infundirle “sangre nueva” (p. 13) a la literatura para que ésta no muera en el olvido ni quede acartonada en el presente. El compromiso que Sartre se autoimpone parece provenir de su ser filósofo, quehacer que implica una reflexión constante sobre el mundo de las ideas, retomando lo ya escrito y pensado anteriormente para ponerlo a dialogar con la subjetividad de su tiempo. Las autoras, siguiendo esta línea de pensamiento, proponen un retorno a Freud, a sus textos clásicos, para problematizarlos a la luz de la época actual.

En El caso clínico. La transmisión de un enigma, escrito por Ivonne Sierra, la autora puntualiza que, para la construcción de un caso, “la escucha clínica es el timón” (p. 26), se trata de un trabajo de reescritura constante en el cual también se plasma algo de lo más profundo del sí mismo. La obra pues, se encuentra atravesada por fragmentos del acontecer subjetivo de quien investiga, estos restos, junto con los hallazgos clínicos serán puestos, posteriormente, en circulación con otros. Si nos referimos específicamente al tema de la escritura, Ivonne nos habla de “la inexistencia de las palabras y la torpeza de los términos” (p. 37), los cuales nunca van a alcanzar a comunicar exactamente lo que se quiere decir, de manera que quien escribe va a verse obligado a soportar la angustia del vacío.

Y ante todo esto, ¿sobre qué se escribe en la clínica psicoanalítica?, ¿de qué manera se elige un caso para ser narrado? Para la autora, el caso se impone y reclama ser visto, pues lejos de tratarse de una elección azarosa, se ven implicados aspectos inconscientes que llevan a quien escucha a elegir problematizar, vía la escritura, una historia en particular y no otra, seguramente algún fragmento del relato, una mirada, un rasgo, un afecto, una palabra, o un resto, atraviesan la novela subjetiva del analista, y lo llevan a elegir tal o cual caso.

Por un sendero parecido nos lleva Emma Cerecer en el capítulo titulado De lo amorfo a la letra. Un camino posible en la escritura del caso. Ahí se plantea la interrogante sobre el trato que se le da al dolor de quien escucha y acompaña en la clínica. De esta manera, Emma se pregunta qué función podría tener la escritura de un caso, y nos comparte que “la escritura se convierte en una vía para tramitar los restos de lo que ha quedado de esos encuentros y desencuentros en la clínica” (p. 47). Así pues, la escritura deviene un espacio posible para dar forma a aquello que se desanuda en la escucha clínica.

Más adelante nos encontramos con el texto de Silvia Estela Pérez, quien traza múltiples reflexiones sobre la importancia del lugar y de la posición clínica en el momento de escribir un caso, pues existen implicaciones ético-políticas que deben ser tomadas en consideración. En el capítulo titulado El lugar del clínico en la construcción del caso, Silvia indaga en torno a los conflictos que han constituido al psicoanálisis a lo largo de su historia, y sitúa a la construcción del caso clínico como un recurso fundamental para la transmisión de este saber.

En lo que respecta a la escritura del caso en psicoanálisis, Silvia relaciona esta labor con el oficio del alfarero; mientras que Emma lo asocia con el artesano. Esto resulta interesante ya que remite a pensar en el modelado de una pieza u obra que nace para soltarse y circular en el encuentro con los otros. En ese sentido, Silvia aborda la escritura del caso como un texto cuya naturaleza es la de mantenerse móvil. Ella nos dice que el caso puede “ser retocado, reconstruido, transformado y finalmente arrojado hacia afuera” (p. 65); es decir, se trata de palabras que buscan entablar un diálogo y así, transitar por otros caminos.

La premisa que sostiene la existencia de un nexo indisoluble entre escritura-lazo social, me remite al texto de la psicoanalista Rosario Herrera (2008) titulado, Una Po-ética del psicoanálisis, donde sostiene que:

[…] la escritura tiene sus quiebres, sus cortes, sus marcas, sus desgarrones y que son metáforas de la relación sexual que no existe, del goce y del ser y de la muerte porque propone que la escritura no sólo es un simple grafismo, sino una huella con todo lo que ésta tiene que ver con el cuerpo, no sólo porque deja de ser huella por estar escrito, sino porque para escribir hay que poner el cuerpo (p. 224).

El segundo apartado del libro Psicoanálisis: El caso y su escritura, está compuesto por la construcción de tres casos provenientes de la práctica y de la reflexión clínica de las autoras. Cada capítulo está elaborado a partir de una interrogante singular que llegó a interpelarlas en alguna de las diferentes temporalidades del acompañamiento clínico. Si bien cada texto está sostenido y argumentado desde aristas diversas, comparten la cualidad de echar luz a los elementos sombríos que surgieron durante los tratamientos, al tiempo que mencionan los soportes metodológicos que dieron cuerpo a las intervenciones.

De esta manera, ellas nos invitan a recorrer con lupa clínica temas que resuenan en la teoría y la práctica analítica, tal es el caso de la transmisión generacional, la cual hartas veces sostiene la condición sintomática del sujeto, los pasajes al acto y el abordaje clínico de los fenómenos melancólicos, cuya presencia es cada vez más recurrente en los consultorios psi. Para el trabajo analítico, ellas proponen al silencio, la presencia, el fantaseo y la escucha como los elementos indispensables para crear un lugar de encuentro, que permita “[…] dar cabida al sufrimiento que no ha sido atravesado por el trabajo de elaboración” (p. 112).

Quisiera cerrar esta breve reseña, señalando que el tejido de palabras que termina por dar forma a este libro parece nacer a partir de un deseo compartido; el deseo de analizar y transmitir, vía la escritura, algo de aquello que en la escucha clínica resuena.

Menester es dejar aquí la invitación a leer cada texto. No olvidemos que para Borges (1977) mientras no abrimos un libro, ese libro es, literal y geométricamente un volumen, cosa entre las cosas, pero cuando lo abrimos, cuando el libro encuentra a su lector, entonces ocurre el hecho estético, de lo contrario el libro es una cosa muerta.

Referencias:

Herrera, R. (2008). Una Po-ética del psicoanálisis. México: Siglo veintiuno.

¿Qué es la poesía?: Conferencia de Jorge Luis Borges. (28 junio 1977). [Video]. Youtube. https://youtu.be/nwCHA4s7MZo

Sartre, J. (1947). ¿Qué es la literatura? Buenos Aires: Losada.

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