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Ensayo

EL LECTOR DISTRAÍDO, UNA LECTURA PIGLIANA DEL CUENTO “INTERMEZZO” DE DAVID OJEDA

Francisco Velázquez

En buena parte de su obra Ricardo Piglia se dedicó a buscar la presencia de la figura del lector en la literatura, es decir, de lo que él llamó “las representaciones imaginarias del arte de leer en la ficción” (Piglia, 2015, p.22). En esta representación que podría denominarse <<pigliana>>, lo importante es preguntarse quién es el que lee y en qué condiciones. En su libro El último lector, Ricardo Piglia dice que la pregunta sobre qué es un lector es, en definitiva, la pregunta de la literatura (Piglia, 2015, p.23), y para responderla propone una clasificación de tipos de lectores, situaciones y escenas posibles de lectura en donde lo trascendente son aquellas escenas literarias que cambiaron el modo de leer y, en consecuencia, la literatura (Fernández, 2014, p. 119). En este sentido, el propósito de este texto es identificar el tipo de personaje-lector que hay en el cuento “Intermezzo”1(1978) de David Ojeda Álvarez, donde encontramos diferentes acercamientos al acto de leer en la ficción, y señalar cuál es su naturaleza, es decir, qué lee y por qué lee ese personaje, dónde está leyendo, en qué condiciones y cómo es la manera en la que lee.

EL LECTOR DISTRAÍDO

El perfil del personaje-lector del cuento “Intermezzo” está definido por un narrador en primera persona que se distrae e interrumpe la lectura de un cuento en siete ocasiones: “aquí, como siempre que inicio una lectura, me cuesta trabajo concentrarme. Miro el techo blanco con un foco desnudo sostenido por un cordón de los antigüitos, trenzado” (Ojeda, 1978, p. 47). Esto nos remite al concepto de lector salteado o lector distraído al que se refería Ricardo Piglia cuando habla sobre la manera en que los desarrollos técnicos generan un modo diferente de leer que ya no es cercano a Robinson Crusoe:

El modelo no es la isla, sino la ciudad, la dispersión, la proliferación de los signos. La lectura no es lineal, el que lee se desvía, está en una red, el tiempo está fragmentado y es múltiple. […] Podríamos recordar la noción del <<lector salteado>> de Macedonio. Un lector que se hace cargo de la interrupción, de todo lo que interfiere y lo incorpora a la lectura. Entra y sale, se dispersa, se va (Piglia, 2015, p.19).

El narrador del cuento omite decirnos cómo obtuvo el libro, del cual desconocemos el autor, lo único que sabemos es que el libro se llama Bajo tu peso enorme y el cuento que va a leer “Intermezzo”, el cual trata sobre el viaje de trabajo que hace un personaje llamado Fritz de Núremberg, Alemania, a la Ciudad de México.

Sin embargo, conforme la historia avanza, el acto de leer y la interrupción de la lectura son una parte importante en el nudo de la ficción del cuento, ya que el narrador describe las situaciones a las que se enfrenta al momento de leer.

Para Ricardo Piglia (2015) este fenómeno de la lectura interrumpida puede suceder en dos momentos, uno es “el paso del libro a lo real”, es decir, cuando “alguien entra e interrumpe” y el otro “a la inversa, cuando lo real irrumpe en el momento de la lectura”.

En el caso de las interrupciones que hay en “Intermezzo”, podemos mencionar tres ejemplos que sucederían en el momento en que “alguien entra e interrumpe”:

Rosalba llega y me pregunta qué hago. Leo, le contesto. Me dice que la música se oye en todo el edificio, que si le bajo tantito. Me levanto y dejo un volumen medio. Ella se acerca y nos besamos; luego me reclino para continuar leyendo. […] El timbre del departamento me sobresalta. Dejo el libro a un lado y abro la puerta para encontrarme con teresa. […] Me levanto. Escojo otro disco y luego de colocarlo me recuesto en la cama para escuchar taita salasaca que alegre caminas por los chaquiñanes sin ver las espinas; inmediatamente recuerdo una explicación de que es por el pueblo salasaca de ecuador. Sin darme cuenta tarareo, luego canto de plano, fuerte (Ojeda, 1978, p. 49-55).

En los ejemplos anteriores, siguiendo lo dicho por Ricardo Piglia, “la interrupción aparece ficcionalizada muchas veces como una amenaza” (Piglia, 2015, p.19), en donde el personaje no puede continuar leyendo porque “lo inesperado, la sorpresa, irrumpe y perturba lo real” (Piglia, 2015, p.133), por más que trate de concentrarse y evadir la distracción.

En las siguientes páginas la lectura interrumpida sucede cuando el narrador hace una crítica del cuento:

Pinche güey, sirviéndole muy bien al patrón en todos sentidos porque de chavo ha de haber estado a punto de morirse de hambre y se aferró al primer trabajo que pudo y se lo agradeció al jefe y le valió madres averiguar qué cosa es la plusvalía […] Ha de ser una revolución fritz, es una guerra, se peleará con puñales, qué quieres, cosas de subdesarrollados, que así nos llaman ahora para disfrazar y para hacernos creer que podemos llegar, como los gringos, que hay oportunidad de ser un obrero gordito viendo televisión a color y tomando cerveza de bote fría mientras los niños juegan en el jardín de la casa y mañana se debe trabajar en la ford motor co. atornillando la misma pieza durante ocho horas. […] Sí fritz, ha de ser zeus rodeado de las pinches musas; el rey de los hombres y de los dioses que gruñe en la cima del olimpo y comunica su poder a los reyes de los pueblos y, como cualquier dios que se respete distribuye la felicidad y la desgracia […] (Ojeda, 1978, p. 52-55).

Para interpretar lo anterior podemos mencionar lo que Ricardo Piglia dice en el sentido de que “el que lee ha quedado marcado y […] quiere alcanzar la misma intensidad que encuentra en la ficción” (Piglia, 2015, p.133). En esa misa idea, Alberto Manguel considera que “advertir al lector que no compare con demasiada cercanía los hechos de los libros con los de la realidad implica el reconocimiento explícito de la falsedad textual” (Manguel, 2014, p. 97). Es decir, todo lector tiene el deseo “de que lo que se dice en la página sea cierto” (Manguel, 2014, p. 97) y en ocasiones “termina por convencerse de que los hechos que se narran entre las cubiertas suceden en el mundo real” (Manguel, 2014, p. 99). 

Este cometario crítico que hace el narrador de “Intermezzo” también lo podemos relacionar con el estilo literario que propone David Ojeda en el cuento y en el libro, una suerte de realismo crítico2, ya que el cuento que lee el narrador de “Intermezzo” está ambientado en la época de la Revolución Mexicana y hay varios comentarios que el narrador hace en ese sentido:

“[…] después festejar al bicentenario de la independencia del país y cada cuatro años votar por los republicanos o demócratas exigiendo que se sostenga con dureza el anticomunismo. […] después de todo tal vez sea únicamente la revolución mexicana entre comillas, con los generales matándose hasta que las alianzas funcionen para que las estructuras  queden igual y se institucionalice el pedo con un partido que se cree que nos hace pendejos. Mejor no te asustes fritz, no se liquidará a los buenos empresarios que pagan un salario decoroso para que vivas con tranquilidad (Ojeda, 1978, p.53).

Ahora bien, el narrador de “Intermezzo” lee en su casa, en soledad, descansando, como una forma de entretenimiento y, utilizando la respuesta que Ricardo Piglia le dio a Patricia Somoza en una entrevista, “como una experiencia, y las experiencias están ligadas a lugares y a posiciones del cuerpo” (Somoza, 2008)

Antes de comenzar la lectura del cuento que sigue (se llama intermezzo) enciendo el estéreo, quito el protector plástico de la aguja y elijo la música acuática de händel; levanto el brazo del tornamesa, muevo la palanca y me reclino en la cama. La incomodidad de la cabecera me obliga a poner la almohada más gorda de respaldo. Abro el libro en la página cuarenta y cinco (Ojeda, 1978, p.47).

Sin embargo, en esta soledad, el narrador también lee como una actividad relacionada con su profesión, que posiblemente sea la de escritor y/o crítico, como se puede leer en otras de las interrupciones que surgen en el momento de su lectura:

–Quihubo pingüica –la saludo. –Quihubo. –Pásale, qué onda. –Vine por el dinero de la revista –me anuncia-. Hay que comprar papel. Se sienta en el sofá verde y yo bromeo preguntándole para qué carajos quiere dinero si hace daño, luego le enseño un cuento para la revista. Teresa dice que ya están listas las placas y se ríe antes de platicarme que alguien en el café le indicó muy cauteloso que había demasiadas citas de marx en la revista, que además eran gratuitas. –Déjalos tere, es la ancianidad. Enseguida le doy el dinero y se marcha. Yo vuelvo al texto. (Ojeda, 1978, p.55).

Achis, que final tan chistoso, exclamo en el instante de cerrar el libro; pero está bien, aunque fritz apenas se dibuja. La figura del país debería haber sido mejor tratada para no quedarse en los detalles superficiales. El lenguaje está a tono, pero nada más. En fin. Coloco el libro sobre el escritorio. […] Yo me repito que por la noche hay mucho que escribir, muchísimo, algo acerca de la lectura de un texto que se llama intermezzo y a ver qué resulta (Ojeda, 1978, p.59).

En este asilamiento Ricardo Piglia (2015) señala que “el sujeto que lee en soledad se aísla porque está inmerso en la sociedad” y “el aislamiento presupone la sociedad de la cual el individuo quiere huir”. Este perfil del lector aislado también encaja con el perfil de Kafka-lector, “es el modelo del lector que se aísla y no quiere ser interrumpido […], la lectura perfecta estaría asociada con el aislamiento […]” (Piglia, 2015, p.18).

Sin embargo, el mismo Ricardo Piglia (2015) advierte que “el lector no funciona como aquel que está aislado o en cualquier escena de aislamiento que se pueda construir” porque “hoy es habitual que un lector esté leyendo un libro y a la vez tenga prendida la televisión, está atento a los emails, habla por teléfono, escucha música”.

Piglia llama a estas características “la experiencia de la percepción distraída” y relaciona al tipo de lector que las tiene con el lector salteado, concepto que el escritor Macedonio Fernández propuso en su novela Museo de la Novela de la Eterna, publicada de forma póstuma en 1967. Es decir, hoy en día el lector desea que su lectura esté interconectada pues “compartimos comentarios en pantalla, nos guiamos por listas de best-sellers que nos dicen lo que otros están leyendo y por guías de lectura añadidas por el editor al texto original, que sugieren preguntas que responder y respuestas que dar” (Manguel, 2014, p. 52).

Esa lectura que hace el narrador del cuento de “Intermezzo” está ligada, siguiendo las palabras que usa Ricardo Piglia cuando se refiere a la prosa de Joyce y Macedonio, “a ese tipo de lectura que no es lineal, o en todo caso infiere en la posibilidad de una lectura discontinua” (Piglia, 2015, p.19). Es decir, utilizando la respuesta que Ricardo Piglia le dio a Patricia Somoza en una entrevista, “el lector asume la interrupción como un elemento interno a la lectura misma y la narración se ha hecho cargo de esa ruptura” (Somoza, 2008), como vimos que sucede en “Intermezzo” de David Ojeda.

Por lo anterior, podemos decir que en “Intermezzo” David Ojeda transformó en narración la lectura interrumpida y con ello dibujó el perfil de un lector distraído que puede hacer otras cosas simultáneamente mientras lee.

Por Francisco Velázquez

1.- Intermezzo es un cuento publicado en el libro Bajo tu peso enorme (FETA, 1978).

2.- Este estilo literario de David Ojeda estuvo presente en la mayoría de su obra, prueba de ello es el libro Políticamente incorrecto, (Taberna Libraría Editores, 2013), una selección personal de sus cuentos que mejor exponen su interés por lo político.

BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ, Raquel. “Ricardo Piglia: el lector de la tribu”, Tejuelo, 21, (2015), 117-136. Recuperado de http://dehesa.unex.es/handle/10662/4876

MANGUEL, Alberto, El viajero, la torre y la larva; el lector como metáfora, FCE, México, 2014.

OJEDA, David, Bajo tu peso enorme, Fondo Editoral Tierra Adentro, México, 1978.

PIGLIA, Ricardo, El último lector, Penguin Random House, México, 2015.

PIGLIA, Ricardo, La forma inicial, Sexto Piso, México, 2015.

SOMOZA, Patricia, “Entrevista a Ricardo Piglia. Leer y escribir en red”, La Nación (2008).Recuperado de http://www.lanacion.com.ar/1004588-leer-y-escribir-en-red

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