Reseña por: ELIZABETN HERNÁNDEZ NAVA
La lectura de Donde el diablo mete la cola(Antropología del Arte y Estética Indígena)[1] de la doctora Eva María Garrido Izaguierre, ha sido, sin lugar a duda, una de las grandes aportaciones para los estudiantes de la licenciatura de Arte y Patrimonio Cultural de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán. Destaco la cercanía a una fuente vigente, cuidada y minuciosamente realizada con reflexiones éticas y sociales que nos permiten entender conceptos y posturas importantes al vincularnos con comunidades artesanales, manifestaciones culturales y artísticas de nuestras colectividades. Lo que nos lleva a reflexionar sobre la importancia de tomar decisiones y posturas que cumplan una agencia en el ciclo vital de las mismas, así como posibles detonantes de futuras modalidades para construir una forma de conocimiento o proponer nuevas categorizaciones y generar diálogos de intercambio de saberes.
Asimismo, aporta la posibilidad de generar reflexiones y estudios que complejizen los procesos que atraviesan las manifestaciones culturales y artísticas, en el caso que nos ocupa, escuchar la voz coral de las mujeres alfareras de Ocumicho; pero además, poner atención especial y cuidadosa a las condiciones de precarización, violencia y racialización en las que viven, y que constituyen temas centrales para entender sus decisiones y agencia, en la producción misma de las figuras y diablos, los procesos de circulación, venta de sus obras y el sostenimiento mismo de la vida en un contexto comunitario, eso es lo que Eva escoge que sea la matriz en su investigación. Decide que sea un libro que recoja esas voces, saberes y experiencias, obras y vivencias dentro y fuera de la comunidad. Por ello, para complejizar y cuestionar los roles, estructuras y sistemas sociales, nosotros como estudiantes, investigadoras y docentes debemos incluirlo para generar otras fuentes de información y estudio.
Propicia en los estudiantes pensar en las artes de Ocumicho más allá de la hegemonía delas artes occidentales, brinda argumentos y cuestiona porqué hasta el día de hoy cuesta tanto trabajo llamar artistas y obras de arte a los trabajos de las mujeres de Ocumicho.
La maestra nos muestra prácticamente una guía vivida que nos permite aprender del registro, inventario, sistematización, categorización y discernimiento sobre los posibles orígenes-mitos de la producción de figuras de barro policromado de Ocumicho, especialmente de los famosísimos diablos, y a la vez propone una importante categorización sobre la estética purépecha.
Lo anterior detonaun nueva manera de relación y la posibilidad de trasladarla a otras manifestaciones, en tanto sea pertinentelo propuesto por Eva en este imprescindible libro. Incluso pienso en los accidentes, como sucedió con las fotografías de su primera visita a Ocumicho; aún ahí descubre importantes fuentes sobre la cultura y el arte purépecha. Comparte lo importante de relacionarlos testimonios, instituciones, registros, coleccionistas,etc.
El dosier fotográfico pone en secuencia visual mucho de la historia de esta comunidad, de sus artistas,sus rituales, costumbres e influencias en el mundo del arte occidental. Es una oportunidad para ver obras de barro policromado de Ocumicho de colecciones privadas, de obras en museos internacionales y de piezas de los años 50. Es muy amplio lo que este libro aporta para la apreciación artística y ritual de las figuras y diablos de Ocumicho.
Es una fuente de inspiración y
curiosidad para los estudiantes, creativos y curiosos que tenemos fascinación
por el trabajo artesanal, el arte mexicano, la historia y la oralidad, es un
surco para hacer crecer la curiosidad y la memoria, para escuchar atentamente
lo que hay en nuestros territorios, registrarlo, apreciarlo y compartirlo.
[1]Mención Honorífica en el Premio Tenerife a investigación sobre artesanías en España, América Latina y el Caribe en el 2017.
Ganador del Premio García Cubas 2021, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia al mejor libro de antropología en el 2021, en la categoría de “obra científica”.
Prologado por Alfredo López Austín.
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